Razones
Melisa Cosilión
Por eso decidí inicial el incendio.
Esta noche mi corazón no fue su hoguera.
Bastaron un par de cerillos para quemarla,
para hacer arder hoja a hoja, letra a letra
toda la poesía.
Tengo la certeza que desde la lejanía de su casa
pudo admirar aquel fulgor resplandeciente,
y puedo asegurarte que al igual que a mi
tampoco le importa.