Editorial

RADIOGRAFÍAS – La Lectura y sus interpretaciones

RADIOGRAFÍAS

La Lectura y sus interpretaciones

NORMA SALAZAR

 

El lector (re) interpreta la lectura como una labor de pura concavidad, un instrumento diestro auxiliar da sentido a la novela, relato, cuento, crónica, poesía, guion teatral, cinematográfico, radiofónico. El texto solo cobra vida en el santiamén preciso en que la lectura es acción. Por más intrínseca que esta sea, como afirmaba Hans Georg Gadamer “pero solo es efectiva en cuanto se vuelva reflexión, análisis y comprensión. El acto de leer en la medida que un texto se exhibe al receptor de una forma suspensa, mayor será su intervención como lector que pretende no solo interpretar los códigos lingüísticos utilizados, sino, a través de su imaginación y previos conocimientos (académicos como no académicos), completar los huecos que se encuentran en el texto y que estimulan el desarrollo de lectura. Apreciable lector, es aquí, el texto literario se transmuta en un espacio hemisférico con vacíos, muchos de estos premeditados intervenidos por el propio autor que obligará al lector a ejecutar una serie de procedimientos para armar el rompecabezas a través de su lectura con un meticuloso sentido para descifrar latentes párrafos que yacen adentro del texto. El acto de leer debe comprenderse como un acontecimiento que va más allá de un simple proceso de decodificación, tiene que ver con el asombro más con la formación del intelecto sin olvidar la sensibilidad. Desde esta perspectiva la lectura no se verá como un acto maquinal o versado para mudarse en un acontecimiento primordial, en una experiencia que extensa y enriquece el horizonte del lector.

El lenguaje escrito plasmado en los textos y recuperado mediante la lectura es un modo de comprender el mundo. Para la hermenéutica, leer no es un acto práctico sino una experiencia vivencial que implica entenderse a sí mismo. La filosofía y la literatura son dos disciplinas sensibles. Adentro de las artes están intrínsecamente integrados en un mismo mundo en las mentes de los artistas y de las personas con inquietudes artísticas. La verdad es decisiva para el ser humano por esta razón la busca con su práctica interpretativa de la realidad.

Un ejemplo claro es El Dinosaurio, uno de los cuentos más cortos del mundo literario escrito por el autor guatemalteco Augusto Monterroso “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. El receptor colisiona con áreas ocultas a simple vista por cubrir, puntos que han de ser colmados por la imaginaría de este. La grandeza de este micro cuento reside, máxime en aquello que el autor ha callado intencionalmente, en lo que no se cuenta, la cabida imaginativa del lector que estimula condiciones disímiles lo engrandece y que libera una exégesis impactante, el objetivo piramidal del autor.

Déjeme aclarar un punto de este análisis, pretender que el lector sea el único que decodifique la obra a su gusto y pase por alto aquello que el autor propone, es tan solo evidenciar el trabajo conjunto de estos elementos.

Otro punto, no perder de vista el referente semiótico, el filósofo alemán Gadamer instituyó la estética de la recepción, principalmente centró su atención en los textos, donde sostiene que la interpretación textual debe evadir la sinrazón y las restricciones nacidas de los hábitos doctos, es decir de los prejuicios. El hombre tampoco podrá desorganizar su precognición frente a lo que se le presente por primera vez. Así es, que cuando nos arrimamos a un texto, lo forjamos con una idea anticipada con una leve lectura de lo que allí se dice.

Por otro lado, una reflexión del lector/a va más de una simple lectura y es que también observa a los otros lectores activos que son los medios de comunicación, los críticos, los editores, los teóricos literarios que influyen en el propio receptor. A medida que va leyendo el receptor, entre más sean sus lecturas-relecturas de ciertos temas su lectura será más profunda y compleja. Precognición diversa que afirma, y da nuevas directrices a la idea inicial del texto, déjeme enfatizar, modifica la lectura estudiada y reafirma otros planteamientos confirma o destruye esta pre-comprensión de forma cíclica que no tendrá un límite de lectura.

Ahora bien, el emisor con el receptor tendrán una interacción que permitirá que la lectura este presente a pesar de los misceláneos distractores y trances demandantes conformes a los avances tecnológicos de los tiempos contemporáneos. La codependencia emisor-receptor muy necesario para completar el proceso dialéctico. Este procedimiento ha permanecido a través de los siglos pero de una forma soslayada.

Cuando tocamos la teoría de la estética receptiva es adentrarnos a otra dimensión, que se refiere a la Estética de la Recepción, el lector es el primer receptor de la obra literaria para reflexionar meticulosamente la otra interpretación realizada en la lectura, y es que hay que reinterpretar el mensaje recibido para completar el circulo comunicativo literario. La obra literaria es sorprendente sin el escrito activo que rescata su receptor, quien es más que un simple lector-observador que contempla la propuesta literaria; el texto es parte de él se torna en un ente vivo frente a la esteticidad de la lectura ., como explicará Wolfgang Iser “ninguna lectura puede agotar todo el potencial de un texto, sino que tiene la peculiaridad de prestarse a múltiples concretizaciones”.

Término ávidos lectores, la intervención del lector es vital para toda lectura narrativa, poética, académica o de placer, para que la relación lector-texto permita al receptor seducir o hacer cognoscible lo no cotidiano, lo no obvio en nuestro acontecer, es un fundamento de los autores ejercitar sus plumas y sus preconcepciones, labor importante que cada escritor debe el autor incitar para cautivar a sus lectores. Lo profundo de cada personaje que representa y significa un rol en las historias es un ente, es una atmósfera, un entorno de significados que percatamos en nuestra lectura en voz alta y en silencio.

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