Sobre Maya Cartonera, libertad y amor
Ernesto Adair Zepeda Villarreal
Fb: Ediciones Ave Azul Twitter: @adairzv YT: Ediciones Ave Azul Ig: Adarkir
El trabajo literario, es en primera instancia, una búsqueda de la curiosidad, un goce de la disciplina, una reinvención del mundo. Como toda actividad humana, tiene sus caprichos, sus dolencias, aunque también sus goces. Quizá podamos ser una especie un tanto masoquista, pero no rayamos en la demencia de padecer si no tenemos algo a cambio, algo que retribuya y transforme cualquier pena en una aceptable consecuencia del suceso que nos llena de solvencia existencial. Algo así me queda muy en claro al observar el impecable trabajo de la editorial chiapaneca Maya Cartonera. Este proyecto es un esfuerzo a un par de manos de la escritora Chepy Salinas Domínguez, maestra y conciencia social que sintió la luz en Tiltepec, Chiapas, y que ha llevado esta lucha por la cultura y la dignidad en su carrera como maestra rural, lo que la hace dos o tres veces más digna. Chepy, una mujer morena en cuyo rostro jamás he visto mal humor, da clases a niños en comunidades de montaña, la mayoría de raíces indígenas, pobres, en las condiciones más lastimeras y resilientes que existen actualmente en el país.
No sé el motivo de la escritora para lanzar una editorial en estas condiciones, pero me queda muy en claro el efecto que ha tenido. Las cartoneras son una forma de autoedición o de edición súper artesanal de libros impresos y cosidos a mano, que tiene la característica de que los forros son láminas de cartón intervenidas con alguna obra creativa, lo que los hace una suerte de libro objeto de producción limitada, casi de coleccionista, que sale de las manos de la gente que los arma. Si el trabajo de una cartonera no es amor puro a la literatura, no sé qué lo sea. Quizá Gutenberg estaría anonadado de que este tipo de libros siga existiendo, muy a la usanza medieval de los frailes, quienes elaboraban y empastaban cada uno de los ejemplares para multiplicar o preservar el conocimiento de esos volúmenes. Eso es la Maya Cartonera. Una digna obra de trabajo comunitario y de arte. Me explico. La sede de su editorial se estableció en Palenque, Chiapas, donde fundó el grupo de trabajo-reconocimiento Ágora y Selva, de la mano de Amílcar Zúñiga.
Las cartoneras de Chepy, que tiene ya once números (la mayoría de ellos digitalizados en Ediciones Ave Azul), se conforman por la participación de distintas personas que aportan su obra escrita o ilustrativa, de manera desinteresada, acudiendo a los llamados de Chepy cada tanto tiempo. Convoca a personas que tienen una trayectoria, a amigos, novatos y estudiantes, poniendo a todos la misma mesa para abrir un diálogo con la creatividad. En los primeros números que participé como escritor con ella, eran sus propios estudiantes, niños de la ruralidad chiapaneca de educación primaria, quienes ilustraban o inspiraban las obras escritas. Este encantador acto de encuentro resulta más digno o revolucionario que la mayoría de las largas peroratas de los grupos políticos. Cada cartonera reúne a distintas personalidades en su entorno, y ha ido generando sus propios espacios y charlas, tanto en la cotidianeidad, como ahora en la aldea digital.
Más aún, Chepy ha empujado más allá su quehacer, comenzando con una colección de escritoras chiapanecas contemporáneas, mostrando que la literatura surge y se cuaja cuando hay genuina voluntad en ello. Lo que de alguna manera ha ido creciendo, en ese tranquilo espacio que es la charla de la escritora tiltepeña, hasta el actual proyecto conjunto con Ave Azul de hacer un muestrario de escritores contemporáneos en cada estado del país. Y es que es eso lo que es más fascinante de esta mujer, que no sólo pone las ideas y las manos para trabajar, sino que está abierta a los comentarios, y se suma y crece, y una vez dándole un poco de confianza para que encause sus ideas a proyectos definibles, se abre camino sola. Chepy se ha hecho un lugar en el equipo de Ave Azul a fuerza de sueños, y sigue impulsando a otros con esa genuina vena de divulgadora cultural, de maestra, de creadora, de madre y de conciencia, que disfruta construir sin importar el espacio, los materiales y las ganancias. Para Chepy, la literatura es un acto de libertad, la redención de la técnica dentro de la sociedad, y una forma de amar al prójimo para buscar un mejor futuro. Quizá no sea ni siquiera ella misma la persona que nos sepa aclarar por qué su Maya Cartonera se ha convertido en un símbolo de la astucia y la resistencia, pero es en definitivo que detrás de ella se ha tejido una amplia comunidad de artistas que aportan libremente a sus proyectos. A mi parecer, y con disculpa del pecado del chauvinismo social, el trabajo de esta maestra es harto necesario en un estado como Chiapas, y luego México completito, y cuyos frutos comienzan a ser tangibles también en otras regiones. Sólo por eso es un placer ser testigos de su trabajo, agradeciendo a cada uno de sus colaboradores por hacer que la Maya Cartonera respire y se agite, como la ceiba dormida entre la selva.
El catálogo digitalizado de esta editorial se encuentra en aveazul.com.mx, completamente gratuito.