Editorial

Un 6 de junio crucial

Por: Ernesto Núñez

En una elección de alcance nacional, todos los estados son importantes, pero hay algunos que resultan estratégicos para definir caudales de votos, posiciones políticas, triunfadores y perdedores.

En el proceso electoral 2021, la atención se ha centrado en los 15 estados donde se renovarán las gubernaturas, cuyos resultados serán determinantes para conformar el nuevo mapa político de cara a las presidenciales de 2024.

Morena podría llegar a gobernar casi la mitad del país si confirma sus triunfos en nueve estados en donde parece diferentes grados de ventaja: Baja California, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.

Esas nueve entidades se sumarían a los estados ya gobernados por morenistas o personajes afines a la “cuarta transformación”: Ciudad de México, Chiapas, Morelos (Cuauhtémoc Blanco fue postulado por la coalición PES-Morena-PT), Puebla, Tabasco y Veracruz.

El PAN podría perder Nayarit, que gobierna desde 2016, pero mantendría su poder territorial si conserva Baja California Sur, Chihuahua y Querétaro (donde las encuestas le dan ventaja), y alcanza a ganar en San Luis Potosí, donde su candidato, Octavio Pedroza, protagoniza una cerrada contienda con el impresentable candidato de la alianza Partido Verde-PT, Ricardo Gallardo, cuya coalición electoral fue registrada bajo el sugerente nombre de “Juntos Haremos Historia”, sin que a Mario Delgado parezca incomodarle a pesar de que una candidata morenista, Mónica Rangel, también está en la boleta.

De ganar esas cuatro gubernaturas el próximo 6 de junio, el PAN mantendría el número actual de nueve gobiernos estatales encabezados por panistas: Aguascalientes, Durango, Guanajuato, Tamaulipas y Yucatán, además de las cuatro en disputa el próximo domingo.

El PRI, en cambio, podría vivir una de las peores jornadas electorales de su historia. Si el 6 de junio se confirma lo que señalan las encuestas, el tricolor estaría perdiendo siete de los 11 estados que hoy gobierna: Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.

Su esperanza está puesta en dos entidades que pelea al tú por tú en esta jornada electoral, ambas a tercios: Nuevo León, estado que volvería a ganar tras perderlo en 2015, y Campeche, donde el dirigente priista, Alejandro Moreno, se juega su tierra natal, la candidatura de su sobrino, Christian Castro Bello, y el orgullo de no entregar el estado que gobernó, ya sea a Layda Sansores (Morena) o Eliseo Fernández, el ex panista que hoy es candidato de MC en la entidad.

Para los priistas, otros estados en los que sus candidatos podrían ser competitivos el 6 de junio –en donde varias encuestas los colocan muy cerca de los punteros de Morena– son Guerrero, Zacatecas, San Luis Potosí y Sonora (aunque en estas dos últimas los candidatos son panistas).

Pero si las cosas no le salen bien al tricolor, su fuerza territorial (que no se había visto mermada ni siquiera en los mejores años del panismo) se vería disminuida a cuatro entidades en donde –para su fortuna– no hay elecciones de gubernatura en este año: Coahuila, Hidalgo, Estado de México y Oaxaca.

Al PRD sólo le queda Michoacán, donde se vive una competencia más cerrada de lo que se esperaba al comienzo de las campañas, entre el candidato de la alianza PRD-PRI-PAN, Carlos Herrera, y el morenista Alfredo Ramírez Bedolla, quien sustituyó a Raúl Morón a finales de abril tras las decisiones del INE y el Tribunal Electoral de cancelarle el registro por omisiones en sus informes de gastos de precampaña.

Movimiento Ciudadano podría dar la sorpresa en 2021, si su candidato en Nuevo León, Samuel García, triunfa y si además logra solventar todos los señalamientos que se le han hecho por el financiamiento de su campaña, y si Eliseo Fernández gana en Campeche.

Para un partido como MC, que ha pretendido colocarse como una “tercera vía” en este ciclo electoral, llevarse dos entidades para sumarlas a su actual bastión (Jalisco) sería un importante avance en su posicionamiento rumbo al 2024.

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Pero hay otra manera de determinar cuáles son las entidades más codiciadas por los partidos políticos y sus estrategas en las elecciones federales intermedias de este 2021.

En los comicios federales, los territorios más importantes son aquellos donde hay un gran número de votantes y más diputaciones de Mayoría Relativa en juego.

Por población y potenciales electores, la lista la integran diez entidades que rebasan los 3 millones de votantes: Estado de México, con 12 millones 376 mil 517 personas con credencial para votar; Ciudad de México, 7 millones 772 mil 400; Jalisco, 6 millones 214 mil 732; Veracruz, 5 millones 979 mil 606 votantes; Puebla, 4 millones 739 mil 921; Guanajuato, 4 millones 583 mil 701; Nuevo León, 4 millones 189 mil 684; Chiapas, 3 millones 780 mil 216; Michoacán, 3 millones 574 mil 811, y Oaxaca, 3 millones 13 mil 300 votantes.

Se trata de entidades densamente pobladas y, aunque en sólo dos de ellas hay concurrencia de elecciones de gobernador con la federal (Michoacán y Nuevo León), todas tienen elecciones de ayuntamientos, alcaldías y diputaciones locales, que junto con la disputa por los distritos han convertido sus territorios en auténticos campos de batalla electoral.

Hay otra razón para ello: estas entidades son las que más distritos electorales federales tienen, por lo que su peso en la conformación de la próxima Legislatura de la Cámara de Diputados también es determinante.

En el Estado de México se eligen 41 diputaciones de Mayoría Relativa y 25 de Representación Proporcional (el 13.2 por ciento de toda la Cámara).

En la Ciudad de México, se eligen 24 de Mayoría Relativa y 23 de Representación Proporcional (9.4 por ciento de las curules en San Lázaro).

En Veracruz se eligen 20 de MR y 15 de RP; en Jalisco, 20 de MR y 10 de RP; en Puebla, 15 de MR y 7 de RP; en Nuevo León, 12 de MR y 9 de RP; en Michoacán, 12 de MR y 9 de RP; en Oaxaca 10 de MR y 10 de RP; en Guanajuato 15 de MR y 4 de RP y en Chiapas, 13 de MR y 5 de RP.

Es decir, en esas diez entidades se estarán eligiendo 182 de las 300 diputaciones federales de Mayoría Relativa y, por el peso de estos territorios en sus respectivas circunscripciones, se estarán definiendo 117 de las 200 diputaciones de Representación Proporcional.

La lucha por los estados más poblados, sin duda, estará en la mente de dirigentes partidistas y estrategas, que concentrarán sus baterías y recursos en los estados aquí mencionados.

Sin menospreciar al resto de los estados, donde la contienda electoral se vive con la misma o mayor intensidad, lo que ocurra en las diez entidades estratégicas será crucial para lo que parece ser el gran juego de esta elección plebiscitaria: el control de la Cámara de Diputados y las posibilidades políticas de un régimen –y un presidente– que se juegan en esta elección su proyecto (transformador o no) y su hegemonía rumbo a 2024.

Pase lo que pase, con las elecciones del próximo 6 de junio se habrá conformado un nuevo mapa político de cara al 2024, y un nuevo equilibrio de fuerzas en el Poder Legislativo.

Pero estos son sólo escenarios y proyecciones. La última palabra, como debe ser, la tendrá la ciudadanía con su voto.

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