Peyotero
Letranías
Alan J. “El Tosco” Luna Moreno
El viento sopla,
las hojas de los árboles danzan,
su baile crea la sinfonía de la noche,
imita alas y olas de mar.
La noche no está triste ni sola,
habita en calma con sus pensamientos.
Un tal dios,
pobrecito perro,
yace durmiente en el lecho de un templo al ego.
Un vagabundo,
coyote ayunado,
recorre el desierto con la brisa de la lluvia,
el camino se ilumina con rayos,
anuncian la necesidad de un refugio.
El dios perro escucha el zumbido del faro,
luz de artificio en un mundo irreal,
duerme y sueña que es feroz león en verdes prados.
El coyote come venado azul,
viaja entre planos de percepción,
habla con la luna,
dice que…
Ya no hay templos,
ya no hay humanos,
la sangre del perro herido ha hecho de ellos garrapatas atroces que devoran todo.
El coyote llora y ofrenda su vida por una respuesta.
El perro se sacude las pulgas y sigue soñando.
¿Qué, importa la vida del coyote?
¿Qué, importa un tal dios?… pobrecito perro.
Los árboles seguirán danzando,
y sus hojas seguirán cantando cómo olas en el mar.