Hugo López-Gatell llegó a extremos que algunos no imaginaban cuando señaló que las protestas de padres de familia de niños con cáncer tenían un tono golpista.
Después de que el lunes pasado hizo esas declaraciones en el programa El Chamuco, entrevistado por algunos caricaturistas de La Jornada, partidarios de AMLO, desató un tsunami de críticas en todos los planos.
Para algunos era inconcebible que el subsecretario de Salud, encargado de coordinar el combate a la pandemia, fuera tan inhumano, tan falto de empatía y tan ajeno al dolor de quienes están padeciendo la escasez de medicamentos oncológicos.
Fue tan abrumadora la crítica que López-Gatell ayer tuvo que señalar que sus palabras fueron malinterpretadas y que empatiza con los padres de los niños con cáncer.
No hay remedio. La aclaración no convence. La imagen que quedó es la que disparó cientos de memes en las redes sociales en donde el funcionario acusa a los pequeños sujetos a quimioterapias de conspirar para dar un golpe de Estado al gobierno.
No recuerdo ninguna otra ocasión en la que la opinión de las redes sociales se haya volcado de manera tan masiva en contra de un personaje.
Pero, aunque usted no lo crea, al igual que quienes lo invitaron a su programa y lo entrevistaron, muchos simpatizantes de Morena, de la 4T y de AMLO salieron a la defensa del funcionario.
Quienes lo defendieron, creen en verdad que las movilizaciones como la que se ha anunciado el día de hoy a partir de las 9 a. m., bloqueando los accesos del AICM, son parte de una conjura internacional en contra del gobierno de López Obrador.
Creen que en realidad los niños afectados por algún cáncer están bien atendidos y que quienes han organizado las movilizaciones son un puñado de personas financiadas por la mafia farmacéutica y por intereses ‘inconfesables’ (como se decía en la época diazordacista) para desacreditar al gobierno de AMLO y desatar impulsos golpistas.
De acuerdo con los expertos en psicología social, puede haber un momento en que ciertos estratos de la sociedad dejen de percibir la realidad y la vean exclusivamente en los términos de los anteojos que fijan sus creencias.
Durante el auge del Nacional Socialismo en Alemania, una parte de la población, simpatizante del grupo gobernante, señaló que los campos de concentración no existían y eran propaganda de los enemigos.
En la URSS, durante mucho tiempo, los partidarios del régimen igualmente consideraban que el Gulag eran una invención de los capitalistas que intentaban desacreditar al gobierno del proletariado.
Esos son casos extremos, pero puedo darle un sinnúmero de ejemplos de cómo la percepción de la realidad se distorsiona y se ve exclusivamente lo que se quiere ver.
No todos los colaboradores de AMLO ni todos sus partidarios creen en López-Gatell. De hecho, algunos integrantes del equipo gobernante lo aborrecen y piensan que su presencia es una de las peores calamidades que ha padecido el gobierno.
Pero no lo van a expresar públicamente porque se exponen a que AMLO los fulmine políticamente.
Sin embargo, son estos grupos quienes han lanzado el SOS respecto a lo que López-Gatell pueda representar para el gobierno.
¿Por qué un funcionario así permanece en su cargo y tiene el respaldo del presidente López Obrador?
La razón es que hay una identificación de percepciones.
No hay grandes diferencias en los juicios del presidente respecto a la clase media y los dichos del subsecretario de Salud.
Ambos ven las críticas como una conspiración de los conservadores para destruir al régimen de la 4T.
El riesgo que Morena y sus aliados asumen es que, si aceptan seguir en el juego democrático, este tipo de afirmaciones tenga un costo tan alto, que amenace la continuidad del régimen en 2024.
Quizás, sin darse cuenta, López-Gatell y quienes lo respaldan están llevando a la 4T a su Waterloo.