Editorial

La Poesía Indócil de Zoé Valdés – Gloria Chávez Vásquez

La Poesía Indócil de Zoé Valdés

Gloria Chávez Vásquez

 

“La Poesía no explica el mundo, da fe de su misterio.”

BEATRIZ VILLACAÑAS

Escritora española (1964)

 

La poesía ha dejado de ser popular en un mundo agobiado por el materialismo. Solo las personas más sensibles, aquellas a quienes les ha tocado en suerte un sentido común fuera de lo usual, que les enseñe a ver, donde otros se niegan o no pueden, saben apreciar la magia del poema.

Para los que los escriben y saben reconocer el momento de la inspiración, esa epifanía no puede ser otra cosa que un regalo de las musas; ese instante en el que el sentimiento se transforma en verso. O cuando el alma adolorida busca un bálsamo y encuentra la poesía. Leer un poemario equivale a oler el aroma de las flores, percibir la presencia de los ángeles, o simplemente, una terapia intensiva. Los poetas escriben en su soledad y en privado para luego atreverse a compartir su alma en letras, después de toda una vida. Nos queda el legado intelectual de quienes muchos desconocen: Martí, Mistral, Bécquer, Machado, Silva, y más cercanos, los de esta escritora cubana fuera de su patria.     

Poemas del amor indócil (2021) es una colección publicada por la Editorial española Berenice, con la que, la autora, busca resumir su vida. 75 poemas impresos en 94 páginas, conjunto de amor, de fe y desesperanza, de todo lo que se nos brinda humano en esta vida, a veces misteriosa, a veces cruel, a veces dulce.

Zoé Valdés (la Habana 1959) comienza su aventura en el mundo de las letras a los 11 años. Desde entonces, y en una prosa lírica que evolucionó con ella, ha escrito en todos los géneros, particularmente la novela. Con más de una docena de ellas, sus historias recorren el planeta traducidas a multitud de idiomas. La Nada Cotidiana, Café Nostalgia, Lobas de Mar, La Mujer que Llora entre muchos otros títulos la dieron a conocer como escritora de gran envergadura. La Casa del Placer, El Amante Griego las más recientes, la convierten en referente internacional. Su colección de ensayos como La Ficción Fidel o Las Musas nunca duermen colocan su obra a la altura del pensamiento analítico contemporáneo.

Pero “Nunca abandoné la poesía”, nos dice, y, por tanto, no ha dejado de amar, porque es el amor lo que comulga con sus versos.

Humedad del beso

Nunca un beso

Ha sido tan largo y dulce

Como cuando tu lengua

Humedeció mi mente.

 

Inspirados “en la vida y sus entornos, o eso que es vivir en el peligro del amor indómito” el poder del verso no deja de asombrarla. Tanto así que lo considera como el “antídoto más eficaz contra el dolor tras una fuga, o un asombrado recibimiento ante un inesperado hallazgo”.

Este poemario resume su vida porque según ZV, “cada verso es un sorbo de aire, una caricia infinita, una letanía agradecida”.

 

Agua

Riela entre las piedras

El hilo de la vida

Tibia e insaciable

Cabrillea la luz licuada

 

Pegada la mejilla al remanso

Luego los labios

Bebe de ese destello

 

¡Agua toda de agua/

¡Luz de toda luz!

 

La escritora cubana exiliada desde 1995 en Paris intenta atrapar momentos, segundos, a veces infinitesimales de su experiencia vital. Y como anota el escritor y periodista francés Jean François Fogel. “Sus poemas no conocen receso o pausa en la emoción”. Leer a Zoé Valdés, añade Fogel, “es comprobar lo que dice José Lezama Lima (1910-1976): La poesía ve lo sucesivo como simultaneo”.

Escritura

Todo está escrito

en sus párpados cerrados

Una vez abiertos

puedo entender por qué

El Universo ha escrito en ellos

 

Ya una de las poetisas cubanas contemporáneas más reconocidas, Dulce María Loynaz, observó que “En el poema [Zoé Valdés] alcanza eso que llaman levitación, extraña facultad solo dispensada a los místicos y a los poetas y acaso a los epilépticos que son seres fuera de serie, con un pie aquí y otro allá”. Loynaz cree que la poesía de Valdés como la suya “partiendo de los distintos puntos”, [han] enderezado el rumbo hacia la misma meta: la muerte, la misteriosa y fascinadora muerte que tanto se parece al amor.”

Luz

En la pequeña iglesia copta de Jerusalén

Vi peces diminutos coronar tu frente

De ahí, oh orden misterioso

Mis pasos siguieron _Tierra Santa

Conducidos por el rumor y el amor

De la calle a tu tumba _ Jesús

Y de tu tumba al Cáliz

Donde gotea eterna y lenta tu sangre

vaporizada en luz divina

Esa luz sin la que no soy mas

Que polvo herido

Esa luz que lo mismo fondea en el océano

Que brota de las nubes rojizas

Y cuyo secreto   _Jesús

Es semilla hundida con tu dedo en mí.

 

Exilio

Lo peor de ser

Un exiliado

Es que ningún lugar

Consigue ser el adecuado

 

Lo mejor es que

El lugar adecuado

Está en ti mismo

 

 

 

Y para concluir, Zoé Valdés define lo que ella considera que es ser poeta:

“Vivo creyendo que un poeta es inextricablemente, un ser desobediente per se, frente a todo lo que le rodea, al que solo el amor amansa algo, solo un poco… Solo un poco, que pudiera querer decir bastante”. Frase con la que justifica el título de sus Poemas del amor Indócil.

Nota: La palabra poetisa rima con sacerdotisa. Nunca tuvo un significado peyorativo.

 

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