RÍO
MELISA COSILIÓN
Llegan a mis manos nuevas lluvias,
gotas revueltas desde la tierra prometida.
Llegan como bálsamo maduro y embriagante
suben indómitas hacia mi boca, titilantes
riegan las grietas de mis labios amapolas
dejando florecer enredaderas.
Atraen una corriente caribeña, también
una mezcla de alegría y polvo del Sahara,
las notas dulces de cierto manantial
que se adelanta raudo a mi garganta.
Y aunque desconoce la piedra
y la cal de esta casa,
el dice querer habitarme;
y yo río desde el fondo de esta mueca,
porque a pesar de la penumbra
de estos tiempos que se dibujan
tras una carcajada sombría…
Río: porque la boca que beso es la suya.