Editorial

Edgar Cayce: UN PROFETA PARA NUESTROS TIEMPOS

 Edgar Cayce:

UN PROFETA PARA NUESTROS TIEMPOS

Gloria Chávez Vásquez

A Edgar Cayce (1877-1945) fundador y fuente principal de las creencias más características del movimiento de la Nueva Era* se le considera, además, padre de la medicina integral y uno de los psíquicos más importantes y documentados del siglo XX.

Nacido en Hopkinsville, Kentucky, Estados Unidos, desde niño Cayce exhibió un conocimiento poco común a nivel psíquico, así como una percepción extrasensorial muy desarrollada. Con el tiempo se convirtió en uno de los videntes más respetados en el mundo. Sus enseñanzas fueron recopiladas y publicadas y sus lecturas de vida han tenido acogida internacional. Su obra fue dada a conocer inicialmente en sus biografías: “Muchas Mansiones”, (Gina Cerminara 1950), “El profeta durmiente”, (Jess Stearns 1967), ““Un profeta americano” (Sydney Kirpatrick 2000),” Hay un rio” (Thomas Sugrue, 2003).

En ellas se cuenta que a la edad de cinco años cayó en coma a causa de un pelotazo del que parecía que no sobreviviría. Al recuperarse, Edgar declaró poder ver el espíritu de su abuelo fallecido. Mas tarde, en su juventud, perdió completamente la voz por espacio de un año, debido a una severa laringitis. Al Layne, un amigo de la familia, se ofreció a ayudarlo por medio de la hipnosis. Durante el trance, Cayce habló con una voz distinta a la suya, refiriéndose a sí mismo como a «nosotros “y diagnosticando el problema como “una mala circulación de la sangre en la garganta” de la que, a partir de ese momento, Edgar resultó totalmente curado.

Después de esa experiencia, Layne y Cayce usaron la habilidad para ayudar a otros. (Edgar se ganaba la vida con su trabajo fotográfico, pero recibía también modestas donaciones que lo ayudaban, ya que no cobraba nada por sus tratamientos y consultas). Así comenzó a recibir cartas de personas que no conocía y a recetar tratamientos a pacientes a distancia sin recordar después nada de lo que decía en sus trances. Su esposa, Gertrude Evans, Al Layne y más adelante su secretaria, Gladys Turner, transcribían los mensajes. Las sesiones tomaban lugar durante un estado de trance en el que dormía. Estas lecturas mencionaban, al principio, la salud física del individuo y Cayce contestaba preguntas sobre asuntos tan variados como curaciones, reencarnación, sueños, el más allá, vidas pasadas, nutrición y eventos futuros.

Como era cristiano devoto y maestro en la escuela dominical, sus habilidades le causaron problemas con científicos, religiosos y creyentes que, añadidos a la creciente legión de críticos, lo calificaron de charlatán, endemoniado, y a su obra de seudociencia. Pero la evidencia de la seriedad de su trabajo quedó preservada en el instituto y el hospital que fundó en Virginia, para salvaguardar y facilitar el estudio de sus canalizaciones y curaciones. La Asociación para la Investigación e Iluminación (ARE) conserva actualmente unas 14.000 lecturas, de las que 8.500 se dedican a temas de salud. Allí funciona además la Atlantic University.

Su explicación, (validada por las investigaciones psíquicas de eruditos, entre otros, Carl Jung), era que, su clarividencia, provenía del registro akashico (memoria universal), y su mente subconsciente tenía acceso a la región de los sueños donde las mentes se conectan a través del tiempo.

Celebrado durante sus últimos años de vida, estaba convencido de que la información y la publicidad adversas en los medios de comunicación sobre sus profecías y curaciones interferían en lo más importante de su trabajo.

Louis Pauwels, francés, autor de “El retorno de los brujos” (1960), describió a Cayce como “un hombre sencillo, con poca formación cultural, que cuando dormía era capaz de recetar la solución médica de cualquier enfermedad”.

Según Michael York, teólogo británico contemporáneo, y admirador de la obra de Edgar Cayce, “el papel central de la religión es expandir la conciencia humana por sobre las preocupaciones diarias” y atribuye a Cayce el despertar de esa habilidad que conduce a la evolución espiritual.

 

Algunas predicciones de Edgar Cayce:

En 1934, Cayce predijo que la mayor parte del Japón se deslizaría hacia el mar. El geólogo japonés, Nobichico Obara, afirma que Japón se hunde continuamente en el mar (dos a tres centímetros por año). Ese mismo año predijo el comienzo y el final de la segunda guerra mundial muchos años antes de que ocurriera. Predijo además el fin del comunismo y el renacimiento de Rusia.

* “Nueva York desaparecerá hacia 2100”. En una visión, Cayce se detuvo en una ciudad totalmente destruida y preguntó dónde estaba. ‘Es Nueva York’, le contestaron, mirándole asombrados. Entonces vio numerosas canteras y vio que reconstruían la ciudad.

* Vio que el agua cubría gran parte de Alabama y Virginia eran inmensos puertos de mar. Las industrias se hallaban diseminadas en vez de estar centralizadas en las ciudades y muchas casas eran de cristal. “Es posible, dijo, que estas ciudades queden un día sumergidas en el océano”.

* Jamás habló de destrucción nuclear, a pesar de que aseguraba que el hombre podía destruirse a sí mismo, como ya había hecho en la Atlántida.

* Se descubrirá que hay poderes ocultos en las aguas de Bimini y los cristales de cuarzo serán reconocidos por sus propiedades curativas.

* Cambio climático: el derretimiento de hielo en Groenlandia y la Antártida provocará una violenta actividad tectónica en la Tierra y, por consiguiente, las erupciones volcánicas, terremotos, tsunamis e inundaciones. “La tierra alcanzó el tiempo”, se refiere al cambio de los polos, donde antes había frío habrá calor.

*El movimiento de la nueva era, (Edad de Acuario) es una etapa natural en la evolución en la que las habilidades mentales y espirituales del ser humano se manifiestan en una conciencia de paz y armonía. Es totalmente contrario al nuevo orden mundial, en el que individuos buscan controlar a los demás y regir el planeta a su conveniencia.  

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