Durante las últimas semanas, el nombre de Novak Djokovic ha resonado en todos los informativos por causas ajenas al tenis. La noticia de su deportación de territorio australiano por sus negativas a vacunarse contra el coronavirus ha dado la vuelta al mundo. Y, por eso, el director de una compañía farmacéutica danesa ha considerado que era un buen momento para anunciar que el tenista serbio es el inversor mayoritario de la misma desde su fundación, en 2020. Y lo más curioso es que uno de los objetivos de esta empresa es encontrar un tratamiento para el coronavirus.
En realidad tiene parte de sentido. Si la enfermedad se cura, no será necesaria la vacuna y Djokovic podrá volver a jugar el Open de Australia o el Roland Garros sin tener que inmunizarse. Bueno, quizás haya objetivos más loables para invertir en un tratamiento contra el coronavirus. Pero no vamos a hablar de eso.
De lo que sí vamos a hablar es de QuantBioRes. Así es como se llama la empresa, dirigida por Ivan Loncarevic. Ahora mismo están muy centrados en la búsqueda de un tratamiento para el coronavirus. Lógico, pues nacieron en plena pandemia. Pero su objetivo es mucho más amplio, pues estudian desarrollar fármacos para otras enfermedades virales, así como para las bacterias resistentes que tanto daño están empezando a hacer. Esto es lo que sabemos sobre la compañía.
Una compañía farmacéutica enfocada en la lucha contra microbios patógenos
La compañía farmacéutica QuantBioRes nació en julio de 2020, en Dinamarca, con un gran espaldarazo económico por parte de Novak Djokovic y su esposa. De hecho, el tenista es el dueño del 40,8% de la empresa, mientras que Jelena Ristic posee el 39,2%. El 20% restante es propiedad de Loncarevic.
En la compañía trabajan bioquímicos, ingenieros, físicos y programadores informáticos, con el objetivo de encontrar compuestos capaces de actuar como tratamiento para el coronavirus y otros microbios patógenos.
Desde sus inicios han centrado buena parte de sus fuerzas en dar con moléculas que puedan inactivar al SARS-CoV-2. Han buscado a través de varias vías, aunque ahora se encuentran más centrados en cómo afecta este patógeno a los glóbulos rojos.
Creen que ahí podría estar la clave de algunos de los grandes misterios del coronavirus. Por ejemplo, se sabe que las personas con COVID-19 pueden experimentar una reducción drástica de la concentración de oxígeno en su sangre. Esta ha sido una de las principales causas de gravedad de la enfermedad y se ha dado incluso en personas jóvenes o previamente sanas. Lo peor es que a veces ese declive en la saturación de oxígeno no se manifiesta a través de la sensación de ahogo, por lo que puede detectarse cuando los pulmones ya están muy dañados.
Los investigadores de esta compañía farmacéutica piensan que podría deberse a la presencia de receptores para el virus en los glóbulos rojos. Se sabe que el SARS-CoV-2 entra en las células de las personas a las que infecta principalmente a través de unos receptores conocidos como ACE-2. Estos se encuentran en las células del tracto respiratorio, pero también en otros órganos, de ahí que la COVID-19 afecte al organismo a tantos niveles diferentes. ¿Pero y si hay más puertas de entrada que aún no se han detectado?
En un informe publicado en su página web, estos investigadores analizan el posible papel receptor de una proteína, llamada Band3, que se encuentra en la superficie de los glóbulos rojos. Estas son las células que se encargan del transporte de oxígeno en la sangre, por lo que, si el virus los infecta, podría verse afectado ese transporte, dando lugar a ese síntoma tan común en pacientes graves.
Si esto se confirma, podría usarse como diana para el desarrollo de un tratamiento para el coronavirus. Pero aún están en ello. De momento la compañía no ha probado ninguno de sus fármacos en humanos, ni siquiera en animales, aunque esperan tener algunos avances para verano de 2022.
Novac Djokovic y la búsqueda de un tratamiento para el coronavirus
Ahora mismo las vacunas del coronavirus son la mejor herramienta que tenemos para combatirlo. Es cierto que hemos comprobado abruptamente que no tienen mucho que hacer contra la infección por ómicron. Pero sí que siguen evitando los casos graves, no hay más que ver las cifras de hospitalizaciones y fallecimientos.
No obstante, desde el principio de la pandemia se ha mencionado la importancia de disponer también de tratamientos para el coronavirus. Lo ideal hubiese sido acabar para siempre con la COVID-19, pero cada vez estamos más seguros de que tendremos que convivir con ella. Por eso, si disponemos de tratamientos para quienes se infecten y sean susceptibles de enfermar gravemente, tendremos mucho ganado.
Y eso es lo que busca la compañía farmacéutica en la que Djokovic invirtió en 2020. Quizás para él sea la clave para no tener que vacunarse. Quizás no sea un acto demasiado altruista. O quizás sí. Pero lo cierto es que invertir en investigación científica siempre es una gran idea. De momento ya tenemos fármacos como el de Pfizer o el de Merck. Ojalá en algún momento se sume a la lista alguno de QuantBioRes. Mientras tanto, las vacunas siguen siendo nuestra mayor baza. Y sin ellas, si la ley de un país así lo dispone, no se puede entrar en él. Por muchos premios y muchos actos supuestamente altruistas que tengas.