Editorial

El fin de la pandemia está cerca (2)

Por: Enrique Quintana

Ayer publicamos en este espacio un artículo que generó controversia. Lo titulamos ‘El fin de la pandemia está cerca’.

En realidad lo que hicimos fue resumir y dar contexto a un artículo de The Lancet, una de las publicaciones más acreditadas del mundo en materia médica.

El artículo, además, estaba firmado por quien dirige el Instituto de Evaluación y Métricas de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington, el cual, desde el principio de la pandemia, se convirtió en uno de los referentes de todo el mundo para dar el seguimiento a las tendencias y definir los escenarios futuros respecto al COVID-19.

La conclusión del texto es que, de acuerdo con los modelos del Instituto, lo más probable, subrayo lo más probable, que no seguro, es que estemos ya en la fase final de la pandemia.

El argumento, si no leyó usted el artículo, es el hecho de que, la variedad ómicron va a producir un nivel de contagio que va a alcanzar a 50 por ciento de la población total del mundo.

Con ello y con el porcentaje de vacunación que ya existe, se anticipa que entraremos a una etapa en la cual aparecerá una tendencia a la baja en los contagios, en principio, a partir de la segunda semana de febrero a nivel global.

A nivel local ya se puede identificar esa tendencia en una multitud de países y ciudades en donde ómicron tuvo presencia desde noviembre.

La polémica se refiere al hecho de que algunos piensan que con esta visión pareciera que se está subestimando el riesgo y, por lo tanto, dando razón a quienes señalan que en este momento ya no es necesario que se instrumenten medidas de emergencia, como las que se aplicaron en los primeros meses de 2021 o más notoriamente durante 2020.

Me parece que están equivocados, tanto los que desestiman los riesgos como quienes quisieran regresar a los confinamientos como los del año 2020, simplemente porque ven un nivel de contagios mayor que en aquellos momentos.

A lo largo de la pandemia, en ciertos momentos, lo más prudente y aconsejable fue instrumentar confinamientos completos. En ese entonces, probaron su eficacia.

Hoy las cosas son muy diferentes.

Quienes hoy piensan que debiéramos regresar a ese escenario, es que no aprendieron.

De la misma manera que quienes rechazan cualquier tipo de medida para tratar de reducir los riesgos, señalando que el contagio de ómicron es una gripita, revelan ignorancia.

Es muy complicado, pero no tenemos de otra que buscar el equilibrio cuando las evidencias científicas aún no son concluyentes y hay que emplear el sentido común.

Es complicado y se gana uno muchos detractores de todos lados, pero no hay de otra.

Es entendible que, tras cerca de dos años de crisis derivada de la pandemia, nos enfrentemos a una situación que tienda a prevalecer o el interés político o la reacción emocional.

Nadie quiere, a estas alturas, evidenciar sus errores o reconocer que hay que adoptar otros enfoques.

Por ejemplo, en México muchos critican la inacción de la autoridad en muchas etapas y tienen toda la razón en hacerlo.

Pero, los que, como reacción política, pretenden que ahora volvamos a restricciones severas que no van a servir prácticamente de nada, de acuerdo a la experiencia reciente y a la evidencia, igualmente se equivocan.

Los países que, como China o Nueva Zelanda, tienen la estrategia de “cero COVID” pueden correr grandes riesgos en esta nueva fase, dañanado la economía con escasos resultados en la contención de los contagios.

Ojalá las evidencias científicas pronto señalen datos concluyentes. Aún no lo son.

Pero las evidencias acumuladas día tras día nos indican que, afortunadamente, estaremos llegando al final de la pandemia en pocos meses.

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