DE VERTEBRADOS AMORES EN DOS TIEMPOS
GABRIEL AVILÉS
A PULSO DE TINTA
presagiodemar@gmail.com
1
Una trama se urde al litoral,
Satanás y Dios beben hasta caerse de borrachos,
Hasta devolverle a la tierra su sequedad.
Nosotros, crustáceos sin urbes
Invertimos en la quimérica sal,
Sobrevivimos con el alba que yace
Junto al agua señalando
Nuestra póstuma anemia:
Nunca fueron transparencia sólo sangre de vertebrados amores
2
Suena trillado, escribir del cuerpo al que amas, cliché amoroso de todo poeta, sin embargo, tú con ese desgarbo, me impulsas a deletrear tu cuerpo, perfumado con el sahumerio de los madrigales nacientes de tus poros después de retenerte a tientas.
Añoro tu cabello, agua naciente de las montañas que se revuelven con mis besos más oscuros; así llego a tus pestañas, curvarturas de una madrugada.
Esa nariz que acribilla mi carne con cada respiro mientras tus labios traspasan fronteras.
Tu cuello, columna que me lleva a los confines del mármol.
Bajo a tu pecho, quebrantable llamarada en capullos.
Tus brazos, hiedras que anhelan el rocío después de verte morir entre mi lengua.
Rebaso tus piernas, cascadas de lujuria que apresuran el candor de glebas unidas por instinto. Me refugio en tu lascivia, pleamar que destierra toda culpa. Llego a tu espalda, duna irrumpiendo jadeos de vertebrados amores.
Me adentro a tus confines hasta que tus fluidos se derraman sin atisbos.
Suena trillado, lo sé, pero, al amarte, mis estrofas se evaporan por ceibos y te recreo a solas con mis manos.
