Editorial

LA VOCACIÓN DE SER Y ESTAR FELIZ – Gloria Chávez Vásquez

LA VOCACIÓN DE SER Y ESTAR FELIZ

Gloria Chávez Vásquez

 

 

 

“El guerrero no se rinde ante lo que le apasiona, encuentra el amor en lo que hace. Ser guerrero no es ser perfecto o salir victorioso o ser invulnerable, el guerrero es totalmente frágil, es su único coraje. La vida es elegir.”

                  Dan Millman (1946) estadounidense, autor de El camino del guerrero Pacífico.

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El 14 de julio pasado tuve el gran honor de participar en el conversatorio coordinado por la profesora Graciela Uribe de la Universidad del Quindío y Nataly Materón, bibliotecaria y educadora, en el auditorio del Colegio San José, regentado por los Hermanos Maristas en Armenia, Colombia.

Como escritora invitada, experimenté la ilusión de estar en ese punto del tiempo y el espacio, de mi ciudad natal, compartiendo con docentes y alumnos: una emoción inigualable. El tema era mi libro más reciente, Caliwood. Una antología dedicada a la ciudad de Cali, en la que viví dos años (1968-1969) y que me preparó para la vida de inmigrante en Estados Unidos. Un homenaje además a mi hermano, Carlos Alberto Chávez Vásquez, artista fallecido en Las Vegas en 2018.

Cada vez que me encuentro ante un grupo de estudiantes, mi mayor deseo, como educadora, es poder dejarles, una clave que les revele los secretos del universo, o dibujarles un mapa que los guie en el camino de la vida. Pero, en mi limitación humana, lo mejor que puedo hacer es motivarlos a explorar y definir su vocación.

Por eso resolví escribir esta reflexión, dedicada a los alumnos y maestros del Colegio San José, sobre la inquietud más importante en la adolescencia, esa etapa de la vida que más guía necesita.

Lo primero es recordarles, que, como dijo el sacerdote español, fundador del Opus Dei, Monseñor Josemaría Escrivá (1902-1975) “El trabajo es la vocación inicial del hombre, es una bendición de Dios, y se equivocan lamentablemente quienes lo consideran un castigo.”

El filósofo alemán, Friedrich Nietzsche (1844-1900), describió la vocación como “la espina dorsal de la vida”, para subrayar la importancia vital de saber lo que queremos y hacia dónde vamos. Quizás esa sea la razón por la que el dramaturgo ruso Antón Chejov (1860-1904), expresaba que, cuando pensaba en su vocación, no temía a la vida. En sí, la vocación primordial del ser humano es la de buscar y encontrar la felicidad. Esa es su verdadera prioridad.

Pero aun cuando un joven sepa cuál es su vocación, muchas veces no encuentra el apoyo, ni en su hogar ni en la sociedad, para realizar sus sueños. Y por eso escribe Sam Keen (1931), profesor y filósofo estadounidense: “Una sociedad que separa la vocación y el trabajo, crea una economía carente de espíritu, que llena los bolsillos, pero vacía nuestras almas.”  Se toma un ser humano muy especial para seguir su vocación y asumir la lucha del guerrero que conquista esos sueños. De ese material están hechos los grandes artistas y los santos.

La palabra vocación deriva del latín «vocare» y significa «llamar». Una vocación es algo que haces porque te gusta, disfrutas y te satisface hacerlo. Todo el mundo debería tener como meta realizar su vocación. Para llegar a ser un sacerdote, por ejemplo, necesitas sentir que has sido «llamado» al ministerio, directamente por Dios. Ese mismo llamado debería escuchar el joven que quiere ser médico o enfermero; o aquel que quiere ser técnico o ingeniero. Aquel que desea se padre y formar una familia.

Un gran consejo es el del historiador y filósofo escocés, Thomas Carlyle (1795-1881): “El primero de los problemas que se le plantea a una persona es encontrar qué clase de trabajo es el que debe emprender en este mundo”. ¡Bienaventurado aquel que ha elegido su trabajo! ¡Que no pida más felicidad!” Y la mejor recomendación es la de Marco Aurelio, filósofo y emperador romano (121-180 A.D.) “Encaríñate con tu oficio por pequeño que sea y descansa en él.”

El futbolista español y entrenador del Manchester en el Reino Unido, Pep Guardiola, (1971) piensa que “La gran suerte que uno puede tener es hacer lo que le gusta. Dar con eso es la esencia de todo.” En realidad, la felicidad con respecto al trabajo o el oficio, reside en la actitud positiva del individuo. La persona frustrada en su vocación  es infeliz en cualquier labor que desempeñe. De ahí la prioridad de educarnos en el campo que nos gusta y en el que podemos ser más útil a la comunidad.

Comparto lo dicho por el novelista argentino, Cesar Aira (1949): “No creo que ningún escritor joven se proponga escribir libros como los míos, y por cierto que no se lo deseo. En cambio, sí me gustaría llegar a ser un buen ejemplo de vocación, de compromiso con la literatura, y de empeño en busca de libertad.”

La definición de lo que es la vocación la resumió con exactitud la novelista española Ana María Matute (1925-2014).  “Escribir no es solamente una profesión y una vocación: es una forma de ser y de estar.” Lo cual es aplicable a cualquier otra profesión u oficio.

Para finalizar cito el verso de Benjamin Button, el personaje interpretado por Brad Pitt – en la película del mismo título:

“Algunos nacen para sentarse junto a un río.

A algunos les cae un rayo.

Algunos tienen oído para la música.

Algunos son artistas.

Algunos nadan.

Algunos entienden de botones.

Algunos saben de Shakespeare.

Algunas son madres.

Y otras… bailan.”

 

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