ASTILLA DE FUEGO
MELISA COSILIÓN
A veces quisiera ser
mujer que no se desespera,
que cultiva la paciencia
como una flor de loto.
Pero soy una astilla de fuego,
ardo ferviente por las noches,
repasando los recuerdos
de nuestros cuerpos en piel,
de dos lenguas furtivas
saboreando una noche de lluvia.
Me refiero a aquella vez
cuando mi sexo en sangre
te devolvió al mundo
como el guerrero que supo
librar la batalla.
A veces quisiera vaciar mi memoria
del canto de espasmos, y del ataque
nocturno de tus manos.
Ya no quiero esperar que el destino
nos regale otra gota de coincidencia.