Denver dejó en claro que, en la competida AFC Oeste, va a la batalla con la mayor debilidad en la posición de head coach –Nathaniel Hackett– en la división
Al arranque del pasado receso de temporada, los Denver Broncos concretaron uno de los mayores canjes en la historia de la liga por un quarterback veterano, enviando a los Seattle Seahawks dos selecciones de primera ronda, dos selecciones de segunda ronda, un quarterback, un ala cerrada y un tackle defensivo por los derechos de Russell Wilson.
Después, pasaron todo el verano hablando de cómo el liderazgo de Wilson –un quarterback ganador de Super Bowl y nueve veces invitado al Pro Bowl— los llevaría al siguiente nivel, instalándose en la tradición de pasadores previos de la franquicia como John Elway y Peyton Manning.
Entonces, después de todo ese preámbulo, ¿estaban los Broncos listos para dejarse guiar por Wilson hasta la victoria en el mismo Lumen Field donde el quarterback conjuró tantas victorias al frente de los Seahawks?
No, precisamente.
En una de las decisiones que serán más cuestionadas a lo largo de toda la temporada regular que apenas empieza, el head coach novato de los Broncos, Nathaniel Hackett, decidió sacar el balón de manos de Wilson con el juego en el balance, abajo por un punto y tiempo de sobra, para apostar en su lugar por un intento de gol de campo de 64 yardas que hubiera empatado el segundo más largo jamás convertido en la historia de la NFL.
Con 1:11 por jugar y tres tiempos por pedir a su disposición, y enfrentando una cuarta oportunidad y 5 por avanzar, los Broncos hicieron a un lado a su futuro miembro del Salón de la Fama, con todo y su contrato nuevo de casi un cuarto de millardo de dólares, para dar paso a sus equipos especiales y a un pateador en Brandon McManus que ahora está con un gol de campo convertido de ocho intentos desde 60 yardas o más como profesional.
El resultado fue un gol de campo fallado que sentenció la victoria de Seattle, por 17-16, en el primer «Monday Night Football» del año.
Y aunque McManus aceptó la responsabilidad por el fallo desde un punto en el campo donde él mismo se sentía obligado a convertir, no le podemos descargar la culpa a Hackett de la decisión de tratar de ganar por la vía más difícil en esa situación dada.
¿Recuerdan aquella famosa frase de «Let Russ cook?», que tanto pedía el quarterback durante sus últimos años con los Seahawks? Bueno, en su regreso a la ciudad, tampoco lo dejaron cocinar.
Desde luego, los Broncos no tenían ninguna garantía de que sacarían el triunfo si mantenían a Wilson y a la ofensiva en el campo. Y desde luego, los Broncos cometieron toda clase de errores durante el partido, incluyendo dos balones sueltos perdidos desde la yarda 1 del rival.
Si no crees que tu quarterback te puede obtener 5 yardas en esa situación, ¿para que pagar tanto por él a Seattle, y para qué brindarle una extensión tan onerosa?
Con la decisión de Hackett, Denver dejó escapar su mejor probabilidad del triunfo, y la mejor probabilidad para Wilson de callar algunos de los abucheos que constantemente recibió a lo largo de toda la noche en el mismo lugar donde tantas veces le aplaudieron.
También, los Broncos dejaron en claro que, en la competida AFC Oeste –que pinta como la mejor división de la NFL en el año– son ellos los que van a la batalla con la mayor debilidad en el puesto de head coach en la división.