Mariel Turrent
Padecimientos literarios y otras afecciones
Los lectores mentimos
Los poetas mentimos* y los lectores también. Irene Vallejo lo llama hipocresía lectora: miedo a defraudar, a ser excluidos, o simplemente deseo de impresionar. Recuerdo cuando mi hermano invirtió una buena suma en En busca del tiempo perdido para poder dialogar con una chica, seguramente mentirosa, que veía para abajo a quienes que no habían leído a Marcel Proust.
De niña yo no leía casi nada. Me gustaban los libros, pero no tanto para leerlos como para consultarlos, como si pasear los ojos entre sus hojas me hiciera más inteligente. Y en apariencia así fue. Quienes descubrían mi pequeña biblioteca me confirieron la cualidad de ilustrada, que luego sostuve con un silencio acompañado de una sonrisa mentirosa.
Nunca fui una buena lectora, pero siempre me gustó indagar en los libros, abrirlos al azar buscando respuestas a mis preguntas, subrayarlos, hacer índices personales en la última hoja, ponerles mi nombre o mi sello y sobre todo imaginarme lo que aún no había descubierto de ellos. Me atraían como detonadores de mi imaginación desmedida; así, cuando mi madre leía a Agatha Christie, yo imaginaba esas historias de detectives y las escribía en mis cuadernos o se las dictaba a mi hermana, porque ella sí tenía buena ortografía.
Haciendo un recuento de mis lecturas, he releído solamente dos o tres libros, y de todos los demás he olvidado al menos el noventa por ciento, a pesar de llevar un registro y escribir reseñas. No, nunca fui una buena lectora, pero eso no lo digo. No porque me importe quedar excluida de la conversación, ni por miedo a defraudar a alguien, sino por no evidenciar mi cinismo, lo poco que me importa ser felizmente ignorante, por no revelar la pereza que me dan las conversaciones del sabelotodo y la marisabidilla.
“Como nadie lee, con que hables sobre un párrafo de un libro la gente asume que lo has leído completo”, confesó, pasado de copas, un amigo con fama de lector consagrado. Ese día confirmé mi teoría: los mentirosos superamos por mucho a los escasísimos buenos lectores.
* Mentiras, poema de Mariel Turrent