Editorial

Intimidades de una negociación

Por: Enrique Quintana

Nos hemos enterado a través de Tatiana que Rocío no le hacía caso y que por eso Raquel no tuvo la información que ella esperaba para contestarle a Katherine.

Si no fuera un asunto extremadamente importante para México parecería tan solo un chisme, una conversación de enojos y molestias de un grupo de amigas o colegas.

Pero, no, resulta que nos hemos enterado de las intimidades de una negociación que puede afectar severamente a la economía mexicana.

Lo que sabemos de esta historia es que, tras comenzar el proceso de consultas entre la Representación Comercial de Estados Unidos y la Secretaría de Economía a propósito del tema energético, los norteamericanos formularon una serie de preguntas relativas a la política energética del país.

Debe recordarse que el reclamo del gobierno de Estados Unidos provino del hecho de que diversas empresas estadounidenses y canadienses señalaron que las acciones de política energética, especialmente en materia de electricidad y gas, así como diversos artículos de la Ley de la Industria Eléctrica se consideraron violatorios de diversas cláusulas del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (TMEC).

Las respuestas a las inquietudes norteamericanas no podrían provenir exclusivamente de la Secretaría de Economía, pues el tema no cae en su ámbito, por lo que la dependencia debió consultar con la Secretaría de Energía.

Hoy sabemos, por la entrevista que dio Clouthier al noticiario Así las Cosas, de XEW, que no tuvo respuestas de la Secretaría de Energía, al punto de que tuvo que pedirle al presidente López Obrador que instruyera a Rocío Nahle a que respondiera.

Por lo visto, de cualquier manera, no hubo respuestas satisfactorias, pues sabemos por la secretaria Raquel Buenrostro que al tomar la secretaría no contaba con la información suficiente para poder responder a EU y la atribuyó a la administración que la precedió en esa dependencia.

Las revelaciones de las intimidades de esta negociación, que hemos conocido en los últimos días, confirman lo que se decía en voz baja desde hace meses.

Hay fuertes divisiones en el gabinete del presidente López Obrador, especialmente, los directores de CFE y Pemex, así como la secretaria de Energía, parecen estar blindados respecto a cuestionamientos de otros integrantes del gabinete.

Por el hecho de que Economía es la responsable de las negociaciones comerciales internacionales le cayó la papa caliente del reclamo energético.

Clouthier se topó con un muro tan grande que de plano decidió retirarse antes de que el cuete le estallara en las manos.

Pareciera que Buenrostro tiene hoy la misión imposible de conseguir cambios en la política energética, ya que la Representante Comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, no va a retirar la demanda si México sigue con lo mismo.

Y si todo va como pareciera caminar, existe una gran probabilidad de que Estados Unidos y Canadá reclamen la instalación de los paneles de solución de controversias, en los que México lleva todas las de perder.

La única salida que se ve en el horizonte es que representantes del sector privado mexicano convenzan al presidente de que debe haber un giro en la política energética, de lo contrario las consecuencias para el país pueden ser graves en caso de perder la controversia, pues se impondrían aranceles probablemente hacia finales del 2023 o al arrancar 2024, en un momento políticamente muy inoportuno para el gobierno.

Puedo asegurarle que el poder que sienten en sus manos los integrantes del gabinete de energía los hace incluso desacatar fallos de jueces, con la certeza de que con el respaldo presidencial con el que cuentan, no hay manera de hacer cumplir las sentencias.

Pero las cosas son diferentes cuando los litigios son en tribunales internacionales y a ese terreno es al que nos estamos dirigiendo.

¿Vencerá la arrogancia a la racionalidad? Ya lo veremos.

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