No va a ser totalmente eléctrico. Un tramo del Tren Maya, ya lo dijo el presidente, operará con la combustión de un diésel “no contaminante”.
Pudo ser revolucionario ese ferrocarril, desafortunadamente la tecnología que usará en esos tramos que parten de Palenque, Chiapas, hacia Mérida y Chetumal, es la conocida combustión interna. ¿Por qué? No está claro.
Lo más innovador será ese combustible que producirá –dijo Andrés Manuel López Obrador– la refinería texana de Deer Park, de Pemex.
Va una pregunta: ¿No conviene echar un ojo al hidrógeno? Hoy suena a locura, pero parece que el mundo se está volviendo loco muy rápidamente.
La agencia Reuters reportó que la inversión estimada alcanza 2 mil 100 millones de dólares. Mucho dinero para una “locura” en la que también participa Portugal, nación que junto con su vecina ibérica se convierte en una potencia de exportación de energía limpia.
Europa acelera un plan de “descarbonización”, que implica reducir la emisión de bióxido de carbono a la atmósfera. El hidrógeno es un recurso abundante y disponible en los océanos, a medida que se abarata la energía fotovoltaica y la del viento, es posible producirlo cada vez a un menor costo.
Los de hidrógeno tienen una ventaja sobre los motores eléctricos como los de Tesla: carga de combustible tan rápido como la gasolina. Las gasolineras pueden añadir relativamente fácil esta opción a su oferta en bomba.
Por eso tal vez, ya hacen fila los proyectos de nuevos coches de marcas bien conocidas:
Japoneses y alemanes, como los de Toyota y BMW, se lanzan al mercado de vehículos impulsados por hidrógeno en el que la coreana Hyundai lleva ventaja.
Toyota presentó el modelo de segunda generación del Mirai en China y lo promoverá con alquiler de automóviles y taxis para aumentar la conciencia del consumidor y luego comenzar las ventas al menudeo.
En Estados Unidos lo venden por 49 mil dólares. Obviamente es caro todavía para los mercados latinoamericanos.
Pero entre sus ventajas está que el nuevo Mirai cubre una distancia máxima de 850 kilómetros con una sola carga. Eso es unos 200 kilómetros más que el Hyundai Nexo.
Medios asiáticos refieren que Toyota también planea utilizar las celdas de combustible de hidrógeno del Mirai para la camioneta Hilux y comenzar la producción a gran escala del vehículo comercial en 2023. También indican que Honda planea convertir su CR-V en un modelo de hidrógeno y producirlo en masa a partir de 2024.
BMW promueve en Europa su BMW i Hydrogen Next, con estos argumentos: el tanque se llena de hidrógeno en unos pocos minutos; cero emisiones; la autonomía es parecida a la de un coche con motor de combustión.
Pero conviene retomar la vía. Hay que regresar a lo del Tren Maya.
En agosto, Alemania dio el campanazo con la primera línea ferroviaria que funciona completamente con trenes impulsados por hidrógeno.
Son 14 trenes propulsados por pilas de combustible que circulan exclusivamente en la ruta de Bremervörde, Baja Sajonia.
El acuerdo por los 14 trenes significa el pago de 93 millones de dólares, un costo razonable al medirlo en el contexto de los 15 mil millones de dólares, cifra en donde va la cuenta de todo el proyecto de López Obrador en la península de Yucatán.
Los trenes que pueden viajar a una velocidad máxima de 140 kilómetros por hora reemplazan gradualmente a los 15 trenes diésel que circulan en la ruta alemana.
Los administradores del proyecto presumen que solo un kilo de combustible de hidrógeno puede hacer lo mismo que alrededor de 4.5 kilos de diésel y en los nuevos, solo vapor y agua condensada salen del escape. ¿Por qué no considerarlos para la región Maya?