SUCEDE
MELISA COSILIÓN
Sucede
Que aunque estaba en un hoyo,
dejé resbalar mi cuerpo
hacia un agujero más angosto.
Pero no sabía que mi cuerpo
tenía vocación de semilla.
Y ahí las lágrimas sin brotar
humedecieron mis adentros,
y en esa oscuridad, se partió
mi esqueleto…
y sentí como afuera, brillante
el Sol penetraba esa tierra.
Me despedí de esa cuna de roca
y nací titilante, irredenta, sola;
abriendo mi ser a la magia viviente
de renacer y germinar de lo oscuro
como una buena semilla.