SONATA PARA RAÚL RENÁN
EUGENIO VALLE MOLINA
Bajo el rumor de las campanas
y con un lápiz en la mano
has de venir a mi memoria,
ángel y poeta de ciudad
quien desde el extremo de una mesa
atisbaba mis metáforas.
Tú no eres fantasma temerario
en la noche otoñal de mi poesía,
sino maestro que me guió en el oficio
para encontrar el fulgor
en los jazmines.
Millonario de sueños y de lluvias
llegué de un pueblo lejano
a cultivar en tu compañía
el fruto claro
del ritmo y de la imagen.
Mi voz no sabe ni sabrá, Raúl,
describir las líneas de tu rostro,
pero sí recordar tus consejos
en la práctica del poema
al filo del amanecer.
¿De qué servirían la sonoridad
en las vocales
y el viejo violín del ángel harapiento?
sino para componer una sonata
que concilie mi gratitud y mi cariño.
Desde lo oscuro de mis ojos
y con el corazón humedecido
por la llovizna de Cuetzalan,
digo que tu nombre, es perenne clavel
en las tardes de un junio ya lejano.
ILUSTRACIÓN: WILIAM BLAKE