Editorial

Mariel Turrent – Divagaciones

Mariel Turrent
Divagaciones


11 Escritor v.s. Inteligencia Artificial
“Cuando escribo, escribo. Y es como si convenciera a la musa de que hablo en serio y dice ‘Ok, ok, ya voy”.
MAYA ANGELOU

El camino del artista, es un curso de rescate de la creatividad y el primer ejercicio que sugiere su autora, Julia Cameron, son las famosas páginas matutinas: apenas despertar, el artista debe escribir una página tras otra, sin pensar en lo que escribe, sin juzgarse, sin detenerse a corregir; escribir sin parar todos los días como primera acción del día. En los cinco años que tengo como moderadora del Taller de escritura creativa de Malix Editores, me he topado con muchas personas que quieren escribir, pero al entrar al taller, se dan cuenta de que, para escribir, hay que escribir mucho. También tienden a compararse con los otros talleristas que tienen varios kilómetros recorridos, entonces se sienten cohibidos y desertan. También he visto a otros que lo toman como un reto, observan lo que les gusta y lo que no les gusta de los otros y, en poco tiempo, desarrollan su propia voz y perfeccionan la técnica. Yo siempre digo que a escribir se aprende escribiendo, no aprendiendo las reglas de memoria sino aplicándolas a veces, incluso, sin conocerlas. “Una palabra tras otra, tras otra, es poder”, dice Margaret Atwood. Es como ir al gimnasio, se hace músculo gracias a las constantes repeticiones, a la disciplina, al gusto de vernos reflejados en la hoja tal y como nos habíamos imaginado.
Con la reciente disponibilidad de la Inteligencia Artificial (IA), esos desertores de los talleres, los que se dieron por vencidos, pueden encontrar en esta una herramienta maravillosa. Seguramente la utilizarán, tal vez gracias a la IA lleguen a publicar obras completas, y hasta a venderlas como pan caliente porque, sin duda, hay un montón de lectores a los que no les gusta pensar ni sentir, y les divierte pasear la vista por un montón de palabras vacías. De ahí viene la idea de que la IA vendrá a sustituir el oficio del escritor.
Nada más lejos de la verdad.
No solo porque una máquina es incapaz de invocar a las musas y transmitir los más profundos cuestionamientos del ser humano, sino, sobre todo, porque el verdadero escritor no quiere que le faciliten el trabajo. La escritura no es una labor tediosa de la que el escritor desea librarse, sino una necesidad (a veces gozosa y otras dolorosa) inherente a su ser; una imperante forma de expresarse, de tratar de entender el mundo que le rodea, o de vaciarse en la página para así poder observar al ser que gobierna en su interior.
Mientras haya algo con qué escribir, nada impedirá que lo sigamos haciendo.

 

To Top