AL FINAL DE LA NOCHE
GUILLERMO ALMADA
Blanca, desnuda
y muy desenfadada
te recuerdo
trepada a mí,
subida en mi
Mojada la epidermis
y recorriendo
despacio y
de memoria
las curvas
de tu cuerpo.
Conoces mis atajos
y los usas.
Los brazos en cruz,
los dedos
entrelazados.
El movimiento pélvico
de empuje
y retroceso.
La piel blanca
donde dejar
mis versos
y mis besos.
La vuelta al mundo,
los gritos del deseo,
y ese acurrucarse
al final de la noche,
porque sí.