Editorial

Mariel Turrent – Divagaciones

Mariel Turrent

Divagaciones


15 Libertad

“Solo aquel que se mantiene libre frente a todo y a todos, conserva y aumenta la libertad en la tierra”.

Stefan Zweig

 

Cuando pienso en la libertad inmediatamente viene a mi mente una canción memorable del alejandrino Georges Moustaki, Ma liberté (https://music.youtube.com/watch?v=gO8ticywCaU ), un canto de adiós a su libertad que tanto le costó conservar, esa libertad por la cual traicionó a sus amigos y tantas veces cambió de país y a la cual un día traiciona, desprevenido al dejarse apresar por el amor y su bella carcelera. Esa es para mí la verdadera libertad, poder decidir, cambiar de opinión, de rumbo, de idea sin culpa, sin miedo, sin engaños, sin apegos, sin resentimientos, pero vaya que eso cuesta trabajo. A finales de 1970, cuando me iniciaba en la difícil etapa de la adolescencia, una frase de Richard Bach me marcó: “Nunca vuelvas la espalda a futuros posibles antes de saber que no tienes nada que aprender de ellos. Siempre gozarás de libertad para cambiar de idea y elegir otro futuro u otro pasado”. Eso hice. Cuando un futuro posible me atrajo, no le di la espalda, aprendí lo que tenía que aprender y luego, cuando cambié de idea, elegí otro futuro. Pero después de 40 años, aún no sé de qué manera se puede elegir otro pasado. Todos esos futuros que fui aceptando se volvieron pasados y los voy cargando. Es verdad, me enseñaron mucho y tal vez por eso se quedaron en mí, convirtiéndome en la que soy ahora. Pero no sé de qué manera podría elegir otros pasados. Lo que realmente cuesta trabajo es dejar los apegos, los quereres y los queveres, los miedos, los hubieras (aunque todo mundo diga que, como los fantasmas, no existen). Si pudiera darle un consejo a mi yo adolescente, le diría que tenga cuidado, que eso que dice Bach no es tan fácil lograrlo y que los pasados, mientras resuelves el enigma de cómo cambiarlos pesan, y atan como cadenas. Supongo que la llave para zafarme está dentro de mí misma. Eso dice Lao Tse. Montaigne dice que es tarea colosal encontrar la libertad interior, rechazando a los teóricos y reformadores profesionales que no habiendo logrado en ellos mismos semejante empresa, pretendían cambiar al mundo entero. Su técnica, similar a la del budismo, consistía en mantener un perfil bajo, ir por el mundo con “una especie de caperuza para encontrar el camino hacia sí mismo”. Vivir su propia vida y de forma simple fue su legado, la enseñanza que nos dejó. Y como bien lo dice Stefan Zweig, cuatrocientos años después, Montaigne sigue retratando el espíritu atemporal del hombre. Seguimos leyéndolo para encontrar nuestra propia libertad, lo mismo que a Lao Tse. La verdad es que yo no he logrado encontrar esa llave, la sigo buscando. Pero confío en que poco a poco seré más libre y la humanidad también será.

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