ASESINO INFIEL
GABRIEL AVILÉS
A PULSO DE TINTA
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Apenas salió de la cárcel, pensó en ir a ver a su amante y darle la sorpresa de su libertad. Olvidando a sus dos hijos y su esposa, su familia, poco le importaba, su mujer trabajaba en una casa limpiando, con eso sostenían a sus vástagos mientras vivían en la choza de su suegro, un hombre bastante permisible con él, total, eran machos, haciendo las cosas naturales de su género.
Sin pensar más en su matrimonio, se dirigió de prisa al departamento de Úrsula, ansiaba besarla, hacer el amor con ella, gemir de placer sin culpa alguna. Por fin, llegó a su segundo hogar; abrió sin hacer ruido para sorprenderla, despacio fue a la recamara, al empujar la puerta vio a la fémina de su corazón teniendo sexo con otro, no resistió el golpe, arrebatadamente saco la navaja de su pantalón, tres cuchilladas al extraño, mientras a ella le sacó los ojos.
No huyó, se sentó en un rincón a fumar mientras llegaba la chota, no sentía el mínimo arrepentimiento. A lo lejos ya se escuchaban las sirenas de la policía. Él tomo su cartera para ver la foto de sus niños. Pensando: — Ni modo, ya se quedaron sin papá por muchos años.