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Montar en bicicleta en familia, una infravalorada fuente de bienestar mental

El hijo de nueve años de Shannon Brescher Shea tenía problemas para concentrarse y seguir instrucciones en casa y en el colegio. Pero después de montar en bicicleta (ya fuera por el parque o para ir al colegio) se sentía más tranquilo.

«Lo llamamos meditación en movimiento», dice Shea, defensora de la bicicleta en familia y escritora en Maryland. «Vimos lo increíblemente útil que era para su concentración, regulación emocional y capacidad para seguir instrucciones».

La experiencia de Shea no es única. La ciencia ha demostrado en sobradas ocasiones que la actividad física contribuye a mejorar la salud mental. «El ejercicio, independientemente de la edad, es lo mejor que se puede hacer por todos los órganos del cuerpo, incluido el cerebro», afirma Allan Reiss, profesor de psiquiatría y pediatría y director de la División de Ciencias Interdisciplinarias del Cerebro de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos).

Y aunque cualquier ejercicio ayuda, cada vez hay más estudios que demuestran que montar en bicicleta es una de las actividades que más pueden mejorar la salud mental. «Nuestras investigaciones demuestran que los niños que salen a montar en bicicleta al menos una vez a la semana presentan mayores niveles de bienestar mental», afirma la científica cognitiva Esther Walker, directora del programa de investigación de Outride, una organización sin ánimo de lucro que investiga sobre el ciclismo y apoya programas para jóvenes.

En un momento en que la salud mental de los jóvenes está en crisis, la bicicleta es una vía que las familias quizá no hayan aprovechado del todo. Si tienes una bicicleta, o acceso a una, esto es lo que necesitas saber para aprovechar los beneficios de montar en bicicleta.

El cerebro en bicicleta

Investigaciones recientes han demostrado que el ejercicio aeróbico está relacionado con la mejora del funcionamiento cognitivo, como la atención y el rendimiento académico. Pero algunos expertos creen que cuando nos subimos a una bicicleta, las mejoras pueden ser aún más pronunciadas.

Los científicos aún no están seguros de por qué, pero podría tener algo que ver con todas las habilidades de la función ejecutora que utilizan los ciclistas. «Tienes que mantener el equilibrio y procesar mucha información de tu entorno, como saber si puedes pasar por delante de un árbol o con qué fuerza tienes que frenar», dice Reiss, uno de los investigadores que se ha centrado en un subgrupo de ciclistas más jóvenes: «Tienes que coordinar, sentir, procesar, integrar, inhibir y tomar decisiones continuamente».

Para todos, pero especialmente para los niños, perfeccionar esas habilidades de procesamiento paralelo es clave. Outride, a través de la investigación primaria y de la realizada con colegas universitarios, está empezando a estudiar cómo el ciclismo puede proporcionar ese estímulo cerebral. Según Walker, «la investigación sugiere que la actividad física como el ciclismo probablemente fomenta el crecimiento de nuevas células en áreas del cerebro vinculadas a la memoria y la resolución de problemas, y puede favorecer conexiones más fuertes entre neuronas, lo que en última instancia repercute en la memoria y el aprendizaje.»

Mientras tanto, Reiss y su equipo de Stanford están inmersos en un nuevo estudio para medir los cambios que se producen en el cerebro mientras alguien hace ejercicio (la mayoría de las investigaciones existentes analizan la actividad cerebral antes y después).

Esto permitirá al equipo entender, entre otras cosas, cómo el ciclismo cambia la atención, tanto si alguien tiene un problema conocido relacionado con la atención, como el TDAH, como si no. Esto es importante, dice, porque la mejora de la atención, derivada de algo tan simple como un paseo en bicicleta, tiene el potencial de ayudar en casa, con los amigos, en la escuela para los niños y en el trabajo para los adultos.

Cómo montar o volver a montar en bicicleta

Por suerte, no es tan difícil subirse a una bicicleta. Y los niños, en particular, «no lo ven como un trabajo», dice Walker. «Lo ven como diversión y libertad». He aquí algunas ideas para que tu familia aproveche esta poderosa sobrecarga de salud mental.

Dale las riendas a los niños. ¿Cómo, exactamente, se cede el control a los niños en un paseo en bici? «Estamos guiando a los niños, pero dándoles capacidad para tomar decisiones», dice Thomas Clanton, profesor adjunto de estudios deportivos y recreativos en el Young Harris College en Georgia (Estados Unidos).

Así, por ejemplo, los padres pueden trazar un mapa de la ciudad, destacar 10 destinos aptos para niños y dejar que el niño decida a dónde quiere ir y cómo llegar en bicicleta. ¿Y tú? Opinar sobre la seguridad y la logística, en función de la edad y las capacidades del ciclista.

Ofréceles tareas. Asignar funciones en el paseo en bici también puede dar sensación de control. Por ejemplo, quien dirija la marcha se encargará de la comprobación previa: ¿Lleva todo el mundo el casco puesto, las luces encendidas y la botella de agua llena? Durante el recorrido, el líder puede avisar de cosas a las que hay que prestar atención, como charcos grandes o una señal de stop. Si alguien está demasiado cansado, el líder decide si hacer un descanso o dar media vuelta.

«Permitir que las acciones las dirijan los jóvenes les da un sentido de propiedad», dice Ajoa Abrokwa, fundadora de She Is Focused, un programa de ejercicio centrado en el ciclismo y de compromiso comunitario para mujeres y niñas de Filadelfia (Estados Unidos): «Desarrollan habilidades sobre la bici para planificar, ejecutar, liderar y apoyar».

Céntrate en la diversión. Para asegurarse de que los ciclistas no se cansan demasiado rápido (o se aburren demasiado), incluya una parada divertida en lugar de centrarse únicamente en el recorrido. «La exploración a ritmo propio y la aventura son fundamentales sobre la bicicleta», afirma Charles Chancellor, profesor asociado de la Facultad de Ciencias del Comportamiento, Sociales y de la Salud de la Universidad de Clemson en Carolina del Sur, Estados Unidos (también dirige el Equipo de Investigación de la Bicicleta, que investiga sobre el uso de la bicicleta).

La aventura también puede ser urbana o rural. Si vives en una ciudad con acceso a parques para bicicletas o pistas para bicicletas, únete a la diversión. Para los paisajes rurales o los que tienen acceso a senderos para bicicletas, busca la flora y la fauna locales durante el paseo.

Empieza poco a poco. Algunos ciclistas son reticentes por naturaleza, sobre todo cuando se trata de bajar una colina a toda velocidad o de probar un sendero lleno de baches. Prueba a empezar con una «carrera de caracoles»: ¿Quién puede ir más despacio, sin volcar, del punto A al punto B?

Incorpora la ecogestión. Tanto si tu ciclista disfruta del suave pavimento de las calles de la ciudad como de los senderos cubiertos de tierra y raíces, el paseo brinda la oportunidad de hablar sobre el cuidado de la Tierra. Las calles de la ciudad y los polvorientos senderos forestales necesitan cuidados y atención para seguir siendo seguros para los ciclistas. «Mientras vamos en bici, desarrollamos una mayor conciencia y cuidado de los senderos y carreteras», afirma Abrokwa.

Trae amigos. Reiss afirma que los beneficios del ciclismo pueden multiplicarse cuando se convierte en un esfuerzo social: «Nuestro cerebro evolucionó para involucrarse socialmente, y el ejercicio en grupo suele ser más motivador para la gente».

En los barrios donde existen carriles bici u otras vías seguras para montar en bicicleta, organizar un paseo en grupo con los amigos puede ser el camino para conseguir personas menos estresadas y más relajadas.

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