Editorial

Del imperio a la nación – NORMA SALAZAR

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Del imperio a la nación

NORMA SALAZAR

Japón un país con una historia flamante atípica al gestarse con otras naciones a la redonda del mundo. Aún, cuando estuvo aislado presentó un retardo por más de 2 siglos que le fue posible emparejar aquellos procesos a contracorriente e incluso culminar en un tiempo record. El espíritu nipón y la adaptación del pueblo son hoy talantes aplaudibles esencialmente por el auge y reparación que tuvieron como nación, después de la desventura a causa de las detonaciones por las bombas atómicas que facturó consigo la ruina de 2 ciudades, miles de víctimas una gran deuda económica que llevó a la quiebra al país. Es un ejemplo de nación con un resurgimiento por la pérdida de identidad y valores que tuvieron que reconstruir y lidiar como sociedad nipona durante esa época.

Con este breve preámbulo, tocaremos la otra modernidad en Japón; la literatura.

No obstante, los nuevos cambios e ideologías no fueron simples e inmunes ante la percepción de la institucionalidad contemporánea, puesto que representa un Statu Quo muy delicado en ciertos sectores que buscan un dominio imposible de cerrar los ojos ante una sociedad posmoderna sin perder el conocimiento e impacto del mundo industrial, tecnológico, científico del país. Existen las otras Industrias culturales y los Medios masivos de comunicación que transforman la expresión artística considerada redentora de la humanidad; el consumismo, producto de gran escala como las otras actividades profesionales.

Toda sociedad es invitada a un proceso de refinamiento en el que se analiza las preferencias de toda persona con el fin de poder editar y elaborar los desiguales efectos culturales de acuerdo a sus expectativas, necesidades e intereses en diversas conformaciones con tal de que los individuos sin importar su clase social o estatus pueda obtener la nueva mercancía en algún momento siempre que cuente con los medios necesarios para ello. A partir de la década de los 70ʽs se buscaron temáticas universales dentro la población más aislada como la minoría social por los hechos de conflictos de identidad, la ocupación norteamericana y el sistema democrático de libertad como su respeto de humanidad, es decir, un origen de sociedad en donde la cultura libre e inclusiva fuera el péndulo destacable que surgió de estos movimientos diversos e interculturales, plurales del siglo XX.

La industrialización y la mercantilización tanto de la cultura como del Arte forjaron un punto de inflexión más sobresaliente en el país, construyendo uno de los contrafuertes de la sociedad postmoderna. Aquella emulsión propia de la pérdida de relativa de la situación y la ficción es lo que va a llevar a la literatura japonesa a asentar un proceso postmoderno aun cuando algunos críticos de la modernidad se conservan en negar la renovación del proyecto moderno por la noción histórica que tuvo el país para merecerlo. Déjeme ser enfática, la nueva literatura japonesa de la posguerra esencialmente aquella que se va a distinguir del designio moderno del escritor como activista de la política de los años 70ʽs, tendrá una conmemoración del adiestramiento bajo la ordenación de metaficciones y juegos de emulación dónde confluye un caos temporal y una segmentación, lo que en palabras coloquiales entendemos como la hibridez, la multiplicidad y la proliferación.

Para concebir este fenómeno literario es sustancial vislumbrar el desarrollo histórico-político del Japón como se observó previamente hacer figura notoria el proceso literario, primordialmente con el acontecer económico-político de la nación tras el periodo de ocupación norteamericano y los conflictos que trasladó una sociedad tan homogénea y colectiva, una motivación de búsqueda de una consigna, la inclinación de los nuevos escritores que buscaron temas universales de individuos aislados y minorías sociales.

Un fenómeno nombrado efusión representados por la generación literaria contigua a la posguerra, autores como: Tanizaki Junichiro, Yasunari Kawabata, Yukio Mishima, Abe Kobe, Kenzaburo Ōe, etcétera.

Termino ávidos lectores, ¿Cómo se ve la literatura japonesa? escritores como Haruki Murakami y Yoshimoto Banana gozan un estatus de celebridad mundial propiciando records editoriales con cada obra que sale al mercado.

Su trabajo resulta indispensable para las letras japonesas su intención por recrear una historia literaria del país insular resulta invaluable. Aquellos años 90ʽs manifestó todos los aspectos del fiero consumismo de una sociedad japonesa.

Sin embargo el interés literario que propician nuevas generaciones en especial el autor Haruki Murakami, sigue creando en el universo académico una escritura de nuevas críticas por el consumismo, lo político, histórico, reconoce a ésta una tradición literaria revindicando su papel como mediador del imperio nipón.

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