Editorial

Saida García – Conversaciones del Taller Malix

Saida García

Conversaciones del Taller Malix

 

 

Tema 1: La diferencia entre una mujer y un hombre

Parte 9 El Edén

 

EL EDÉN

 

Adán despertó y vio que tenía junto huesos de sus huesos y carne de su carne. La llamó Eva. Estaban desnudos, pero no sentían vergüenza. Podían comer de todo lo que había en el Edén menos del árbol del centro, en donde se encontraba la fruta prohibida.

Eva encontró una serpiente que la invitó degustar el jugoso fruto en cuestión, por lo que se acercó al árbol prohibido. Era el más frondoso y tenía un color brillante. Su corazón se aceleró, su boca salivó y… lo probó. Fue tan delicioso el sabor que incitó a Adán a hacerlo también y los dos pecaron.

Como consecuencia, comenzaron a sentir vergüenza de sus cuerpos y fueron castigados ellos y todos sus descendientes.

Hechos de la misma carne y del mismo hueso.  Física, psíquica y emocionalmente distintos; que si es afeminado o que si es machorra, que si pudo tener hijos o no, que si tiene voz grave o pelo en la cara… La diferencia real y más grande sin duda es: las mujeres son capaces de probar el fruto prohibido, no solo eso, sino de ser el fruto prohibido. Pueden ser ese delicioso y jugoso sabor al paladar, causa de pecado de cualquier hombre. Son el sabor más delicioso, aunque eso sea motivo de un castigo por la eternidad. Son el deseo incontrolable, el pecado y el pecador. Pueden mantener a un hombre santo o hacer que pruebe la jugosa fruta. No tienen vergüenza ni desnudas ni vestidas y suelen perder la conciencia ante sus antojos. He sido testigo de cómo pasan de serpiente al fruto y de este al pecado. Como un camaleón cambia de color, así ellas cambian su papel para devorar o ser comidas, sin importar la culpa, ni la penitencia. Mientras un hombre protagoniza escándalos siendo juzgado y azotado por la propia dama, esta se pasea como el sexo débil cuando, desde la creación, se vio claramente su rol en este mundo.

He visto cómo después de tragar el jugo de lo prohibido, sigue la mordida masticando lentamente, pasando su lengua entre la semilla y la cáscara hasta finalmente devorarlo todo. Posterior se victimizan. Con cara de inocentes le echan la culpa a la víbora, y sonríen llenas de satisfacción. También he visto a los hombres pecar con tal de obedecer a quien con dulce voz y al oído los incita al placer. Por supuesto que no estaría de acuerdo con una revolución a favor de la equidad de género, todo es parte de un plan perfecto para su conveniencia. El hombre es el verdadero sexo débil. Se han visto desde la prehistoria hombres adinerados y exitosos perder todo con tal de probar el sabor de esa fruta que es a su vez carne y hueso. Se ha satanizado a la víbora como ser diabólico culpable del pecado original cuando, en realidad, la dulce y amarga consecuencia de la costilla de Adán ya tenía todo planeado. Y no por mala, sino porque en cada poro de su carne y de sus huesos tiene sembrado el gen del deseo incontrolable, la necesidad de satisfacer sus placeres y de ser un placer, aunque eso implique la máxima condena.

Se dice que cuando un hombre es inducido a la satisfacción del fruto prohibido es llevado al cielo, se sabe que con un orgásmico grito hace una visita al paraíso, mientras que la mujer en el mismo acto puede ir y venir hasta diez veces si así lo desea.

Hay diferencias abismales. ¿Cómo pueden siquiera plantear una igualdad? Como si fuera un partido de futbol, diez goles a favor de uno.

En el fin de los tiempos vendrá un ángel, sonara una trompeta, los muertos resucitarán, y será expulsado del cielo todo aquel, hombre o mujer, que haya tenido el valor de probar la fruta del árbol del centro del Edén.

Saida García se integró a los Talleres de Malix Editores este año pues escribir se ha convertido para ella en un camino de sanación y aprendizaje que le ha permitido encontrar un sentido personal a su vida, sumado al de ser madre, esposa, amiga o hija. Tiene tres autoinmunes y trata de vivir el presente. Le gusta mucho la imagen personal, hacer ejercicio, viajar, el mar, ir al cine y a fiestas. Su esposo e hijos son sus personas favoritas y ama a sus mascotas, a su familia y amigas.

 

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