Los medios de comunicación y las redes sociales son un magnífico instrumento para intercomunicar a las personas y a los grupos sociales, para enterarles en tiempo real de sucesos importantes que ocurren en cualquier parte del mundo, o para establecer contacto, compartir información y permitir que un número mayor de receptores reciban todo tipo de mensajes sin importar la distancia. Otro servicio en un mundo consumista, las redes sociales sirven a las marcas comerciales y a las empresas para dar a conocer sus productos.
Además de difundir información, puede crear movimientos sociales y definir la cultura. Todo lo dicho es una maravilla. Pero también tienen sus puntos negativos, en la sociedad y en las vidas de las personas, producto de la naturaleza humana que muchas veces tergiversa los fines de su propia creación. El uso excesivo de las redes sociales suele producir aislamiento, reducir la convivencia directa, absorber mucho tiempo en las personas e incluso generar estrés y crear problema de sueño.
Estos medios han logrado influir en la opinión pública de diversas maneras, a través de los mensajes que se difunden. La inmediatez de las redes sociales puede ser una desventaja ante la excesiva competencia por dar a conocer primero una noticia o un hecho, cayendo en la difusión de noticias mal interpretadas, falsas o “fake news”. Así como pueden convertirse en espacio de discusión pública con variedad de opiniones, también pueden ser el espacio de ofensas, calumnias y difamación.
El uso moderado y responsable de las redes sociales evitaría parte de estos problemas negativos. Estamos conscientes de que los medios de comunicación tradicionales como la radio, la televisión, los periódicos y las revistas han sido fundamentales a lo largo de la historia, sobre todo durante el siglo XX, pero las redes sociales han revolucionado la forma en que las personas se comunican y las empresas de la comunicación pierden el control.
Tanto los medios de comunicación como las redes sociales han contribuido a la democratización de la información, permitiendo a un mayor número de personas acceder a noticias y diversos contenidos de manera inmediata y simultánea. Esto también ha sido fabuloso. Pero falsas, tendenciosas o verdaderas, igual influyen en la opinión pública. Por eso es que se debe ser cuidadoso y analítico con todo tipo de información que llega por estas vías y que el lector o escucha tiene que interpretar como receptor. Así que lo mismo aplica en el papel de emisor para ser cuidadoso de la calidad de mensajes que “se suben” por mano propia.
Los medios y las redes permiten a las personas estar conectadas en un mundo que avanza rápidamente, que evoluciona veloz y en donde, como afirma Edgar Morin, lo único cierto es la incertidumbre. Qué bueno que esta tecnología pueda ayudarnos en estar informados, pero ojalá que sirva para hacernos más reflexivos partiendo de datos reales e información verdadera. Que esta circunstancia sea una realidad, es parte del esfuerzo de cada quien.
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