DEMENCIA EN EL LIDERAZGO
Gloria Chávez Vásquez*
Una exigencia reciente del gobierno estadounidense obliga a las aerolíneas a “no discriminar” a personal con problemas psiquiátricos. Incluyendo a pilotos. No se menciona a aquellos que, en medio de una crisis religiosa en pleno vuelo, han resuelto suicidarse con todo y pasajeros.
Otra perla es la imposición del léxico inclusivo, un invento de las élites, que tiene como fin desacreditar, ridiculizar y censurar el discurso que no apoya su agenda cada vez más oscura y desquiciada. «¡Están locos de remate!» Es la forma en que toda persona cuerda reacciona a lo que actualmente sucede a su alrededor.
Pero, es un hecho. Los gobernantes radicales en América y Europa, cada vez más totalitarios, han dado rienda suelta a la locura. Desde permitir cortar partes del cuerpo en el cambio de sexo de los niños y diseñar invasiones masivas en las fronteras, hasta el terrorismo globalista con temas como el calentamiento global y la insistencia de que comamos insectos mientras los miembros del Club en Davos cenan bistec y langosta. Es evidente que esta gente no solo sufre delirios de grandeza, sino que con su complejo están causando daños irreversibles en el mundo.
Somos víctima de enfermos mentales que ocupan cargos de liderazgo. Personas ‘influyentes’ en el gobierno, la educación, la cultura, las redes sociales e incluso la medicina. Individuos mentalmente inestables que promueven comportamientos y creencias distorsionadas, como la ideología de género radical, que hasta hace poco eran reconocidas por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría como trastornos mentales graves.
Negar la enfermedad no quiere decir que no exista. El hecho de que un loco pueda cortar pelo no quiere decir que no esté mentalmente enfermo o que en un acceso de locura le corte las orejas a su cliente.
Palabra vs pensamiento
Para cualquier ser inteligente normal es obvio que esos líderes, sufren de ‘narcisismo maligno’ o ‘trastorno límite de la personalidad’ aunque muchos de ellos traten de borrarlas del diccionario psiquiátrico. Quieren convencer a los demás, pero principalmente a ellos mismos, de que no están enfermos.
Un Informe Especial publicado en Worldnetdaily esta semana, documenta las recientes investigaciones que explican cómo muchos líderes actuales que padecen trastornos mentales graves están poniendo en peligro tanto a la Humanidad como al planeta.
Las encuestas de Gallup realizadas en EE.UU. en el transcurso de cuatro años, concluyeron que los republicanos tienen una salud mental más equilibrada que los demócratas. Por su parte, un estudio de SurveyMonkey halló que los demócratas son diagnosticados con más frecuencia de ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático, trastorno bipolar, esquizofrenia y trastorno narcisista de la personalidad. Esto explica la fragilidad mental de los extremistas.
El propósito de estos estudios es buscar respuestas al comportamiento anormal de los líderes actuales, un alto número de los cuales comenten actos demenciales, de una manera clínicamente diagnosticable: sociopatía desenfrenada, psicopatía, trastorno límite de la personalidad, trastorno narcisista de la personalidad y otras afecciones cuyos cuadros de síntomas clínicos coinciden con las acciones de muchos de los líderes de hoy.
Es claro que mucho de lo que se denomina «enfermedad mental» grave, tiene una explicación más arraigada en las fuerzas espirituales oscuras, dado que tantos de quienes la padecen niegan la existencia de Dios o se refugian en prácticas dañinas o satánicas. Irónicamente, la investigación actual en psiquiatría, un campo dominado por la izquierda, ha concluido que la personalidad de los activistas y líderes radicales están, la mayoría de las veces, «al extremo» del espectro de las enfermedades mentales graves. Muchos no distinguen entre lo bueno y lo malo.
En el estudio publicado en marzo de 2023, titulado Comprender el autoritarismo de izquierda: relaciones con los rasgos oscuros de la personalidad, el altruismo y el compromiso con la justicia social, la Dra. Ann Krispenz y el Dr. Alexander Bertrams, descubrieron que el extremismo de izquierda está estrechamente asociado con las «tendencias psicopáticas».
«Los individuos narcisistas y con tendencias psicopáticas son más propensos a respaldar la agresión antijerárquica de izquierda», informa PsyPost, el sitio web que publica las últimas investigaciones sobre el comportamiento humano. Los individuos con personalidades oscuras, con altos rasgos narcisistas y psicopáticos, se sienten atraídos por el activismo político y social y se refugian en ello para satisfacer sus necesidades egocéntricas, explican los autores. Los psicópatas de izquierda creen preocuparse por la «justicia social y la igualdad», pero en realidad solo están alimentando su enorme lujuria «centrada en el ego» por el poder, la gloria y la venganza. Están además motivados por la envidia, el odio y el rencor.
Brad Lyles, M.D., explica que una forma de entender las creencias y comportamientos cada vez más extravagantes de la izquierda, es a través de el lente del trastorno límite de la personalidad. Este psiquiatra dice que comprender ese proceso proporciona una visión única de lo que motiva la política extrema de la izquierda. El modelo Borderline o fronterizo, explica no solo los comportamientos a menudo inexplicables de la izquierda, sino también el por qué su agenda es tan peligrosa.
¿Estrategia o amenaza?
La característica y proceso más peligrosos del modelo Borderline, es la proyección (acusar al otro de lo que tú haces). La ‘proyección’ juega un papel en la política y se utiliza hasta el cansancio en los regímenes totalitarios y fascistas. Es una de las armas en la agenda social radical para introducir las crisis, el desorden y el caos. Un ejemplo es la afirmación de Harriette Wimms, directora clínica del Centro de Apoyo Familiar en Baltimore, Maryland, quien dice que los padres que se oponen a cortar los senos y/o los órganos sexuales de sus hijos, tienen una «enfermedad mental». Esta afirmación, hecha durante un simposio médico internacional, es una proyección psicológica porque refuerza la mera creencia o sospecha del paciente de que el otro (persona u organización) es el villano. Otro ejemplo de proyección son los tres años que emplearon Hillary Clinton y los demócratas en acusar al presidente Trump de «confabularse con los rusos», cuando en realidad eran ella y sus socios demócratas quienes lo estaban haciendo. En la proyección política, acusar al otro de lo que estás haciendo es una estrategia que se conoce con el eufemismo de psicología en reversa, pero que no deja de ser malintencionada y dañina.
Sociópata o psicópata
En 2016, el Dr. Ben Carson describió la personalidad de Obama como la un «psicópata». Igualmente, el columnista y escritor Charles Krauthammer, psiquiatra de formación, señaló repetidamente el «narcisismo extremo» de Obama. El premio Pulitzer George Will escribió en el Washington Post sobre «la sociopatía intelectual de Barack Obama» debido a su falta de respeto por las reglas. Notable por su mitomanía, durante su gobierno convirtió a las agencias federales en una red totalitaria y de espionaje, poniendo en jaque así, las libertades del ciudadano.
Cada vez más personas en Estados Unidos y el mundo creen que Barack Obama y no Biden es quien realmente toma las decisiones en Washington. Un gran número de libros y publicaciones documentan la locura social actual que comenzó o se aceleró gracias a él.
El ascenso del psicópata político
Algunos titulares y artículos de prensa demuestran que, desde el COVID, las enfermedades mentales y por ende las amenazas violentas de la izquierda con respecto a la política han aumentado drásticamente y son cada vez más comunes. Este es el momento más peligroso en la historia de países como Estados Unidos donde los lideres de izquierda han permitido la entrada ilegal de pedófilos, traficantes de drogas, criminales comunes, terroristas de Hamas y pandilleros de la MS-13, sin tener en cuenta la seguridad de la ciudadanía.
Demasiados líderes en el mundo moderno son “simplistas, estafadores, carentes de remordimiento y superficiales» dicen los abogados constitucionalistas John y Nisha Whitehead fundadores del Instituto Rutherford. Todas estas personas «tienen un completo desprecio por las reglas y mienten constantemente». Es lo que hacen para ganarse la vida. Lo hacen con facilidad, de forma reflexiva y sin conflictos de conciencia.
* Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos.