PENSAR QUE ALGUNA VEZ
GUILLERMO ALMADA
Pensar que alguna vez
fui montaña, fui cordillera,
que los cerros y mis pies
se fundían a veces
y éramos uno
Que sentí, en las noches,
la atracción de los tiempos.
Y, al igual que el zonda,
me entregue a la piedra
a sotavento.
Hay un ancestral
en la sal de mis huesos,
que le canta al alma
de los nuestros.
Palabras como barricadas,
como aludes de rocas,
desprendimientos.
Que causan incomodidades.
En esas áreas en donde nadie
quiere correr estos riesgos.
El logos como phármakon,
filosofía del desierto,
pensamiento de lo árido.
No hay veneno,
solo dosis,
decía Paracelso.