PROFANA
MELISA COSILIÓN
Aunque fuera efecto de la cerveza,
o del fermento del prisco…
volví a transformar mi humanidad
en una bestia profana.
Ascendí al tiempo que mi vestido,
descubriendo para otras manos
que seguían mi fuego perverso
que le quemaba vivo los dedos,
los ojos, el cuerpo.
Luego vino la calma de las cadenas
que se arrastran por esas horas
entre las calles inquietas
con perros que les aúllan.
Dormí con la esperanza de despertar
sin las piernas rotas, ni los pellejos
tirados junto al calor del brasero.
Fui prófuga de sus labios, de la mirada
que apenas nacía, cuando abrí
en silencio la puerta para volar
sin que notara mis piernas de bruja.
