Desde 1946 Bolivia experimentó 38 golpes de Estado entre aquellos que resultaron exitosos, los que fracasaron y los que quedaron en conspiraciones frustradas, según datos del Centro Cline de Investigación Social Avanzada de la Universidad de Illinois.
Hubo 17 golpes de Estado exitosos, 17 intentos y 4 conspiraciones frustradas, según el Proyecto Golpe de Estado, una iniciativa del Centro Cline. Este recuento convierte a Bolivia en el país con más actos de este tipo registrados desde el final de la Segunda Guerra Mundial, según los datos del proyecto.
Los derrocamientos incluyen los organizados por militares, disidentes y rebeldes, según los mismos datos.
El recuento no incluye el intento de golpe del miércoles, que eleva el total a 39.
Los medios de comunicación han informado de casi 200 intentos de golpe de Estado en 200 años de historia del país. El expresidente Carlos Mesa había rechazado esas afirmaciones en su libro «Presidentes de Bolivia, entre urnas y fusiles» y calificó la cifra de «absolutamente arbitraria» desde su primera edición en 1983.
El país ha tenido numerosas dictaduras militares y civiles, al igual que presidentes que no terminaron sus mandatos.
La injerencia de las Fuerzas Armadas en las últimas dos décadas ha socavado el fortalecimiento de las instituciones, dijo a CNN Carlos Solar, investigador senior y experto en Seguridad Latinoamericana del Royal United Services Institute (RUSI).
«La seguidilla de crisis políticas de las últimas dos décadas en Bolivia ha dejado presidentes y otras altas autoridades detenidos, exiliados o destituidos por las Fuerzas Armadas. El supuesto rol de los militares de proteger al país de las autoridades de turno muestra la negativa y constante injerencia de los altos mandos en la política» explicó Solar.
«Este patrón, herencia de los regímenes militares de finales del siglo XX, ha sido superado en otros países latinoamericanos, por ejemplo en Uruguay, Chile y Argentina, pero en Bolivia persiste la injerencia de las Fuerzas Armadas, socavando así el fortalecimiento de las instituciones. También ha habido un alto grado de polarización por parte de los políticos que no han podido llevar a cabo sucesiones electorales entre un gobierno y otro. Esta mezcla de injerencia militar y crisis político-electoral ha socavado la gobernabilidad democrática de Bolivia», agregó.