El despertar del lápiz, libro comunitario de pandemia
Ernesto Adair Zepeda Villarreal
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‘El despertar del lápiz (historias con desparpajo)’ (TintaNueva Ediciones, 2023; 147 pp) fue compilado por Hilda Iliana Maytorena Ríos, con la participación de Elizabeth Ríos, Fernando Ríos, Hilda Ríos y Martín Maytorena, y la participación adicional de Sabrina Maytorena y Miguel Maytorena. Es una antología de varios géneros, como narrativa, microficción y novela. Pero, además, como se puede intuir en la lista de participantes, tiene la característica adicional de convocar a una familia en torno a la escritura. Explico. La antología es el resultado final de una especie de taller literario instaurado por la compiladora en el seno familiar, como estrategia ante la pandemia de COVID de 2019/23. Hicieron uso de la literatura como un mecanismo de comunión, pero también de resiliencia ante la locura del encierro. Eso explica lo variopinto de los estilos, el deseo de explorar en las letras la realidad, y le da al proyecto un halo único.
A lo largo de sus secciones, cinco, se presentan distinto textos, algunos con ejes temáticos compartidos, otros completamente independientes, como suele suceder en las antologías que resultan de talleres, y que publican la obra que se trabajó en dichos espacios. El grado de calidad y de interés que puede suscitar en el lector varían por autor y por género, mostrando que cada cual tiene áreas donde domina con mejor estilo que en otras; y que ofrece al lector una mayor gama de estilos, donde puede encontrar interesante o no cada lectura según sus gustos personales. En mi caso, las minificciones y los cuentos finales me fueron de mayor interés, aunque leer cada uno de los documentos en el contexto del libro como un juego familiar, le imprimió un toque adicional. Porque no sólo se trata de la calidad u originalidad literaria, de la trayectoria, o de la novedad, sino del proceso mismo. Se puede vislumbrar entre las páginas las tardes de trabajo comunitario, las conversaciones en torno a los textos, y la curaduría no sólo de las obras, sino de los espacios donde aconteció ese encuentro.
La obra es necesariamente experimental, y para algunos lectores especializados eso le podría restar valor. Pero al mismo tiempo, para quienes nos hemos abocado a la literatura como un oficio o terapia existencial, expone las vísceras de una actividad tan gratificante como el tallereo, que es la socialización de un proceso individual, y que establece puentes entre los asistentes no sólo en lo personal, sino lo psicológico, lo interpretativo, lo menos evidente de la experiencia humana. Además, es otro de los libros de la pandemia, y por tanto merece un acercamiento detallado desde el contexto: incertidumbre, soledad, ruptura de los espacios secuestrados de la tranquilidad. Este libro da un punto central a la familia como eje creativo, y no en lo metafórico, sino en lo explícito. El espacio que ocupan es significativo, propio de cada familia mexicana (y por extrapolación, del mundo), como la sala, el comedor, los pasillos, y lo lleva al papel, a la desnudez del pensamiento. La apuesta de imprimirlo no sólo es un acto temerario, sino que es un acto de fe, tanto por la familia (los conocidos, y los que se están conociendo; porque nada tan aterrador como ahondar en los pensamientos de las personas que son importantes para nosotros), como por la literatura.
¿Por qué lo veo así? Porque el tallereo es un elemento vital en del desarrollo de habilidades narrativas, de escuchar la crítica, de reconfigurar una obra desde el exterior. Y al llevarlo al papel, al ensamblarlo, además de in profundo acto de respeto por los integrantes y su trabajo, lo establece en otro plano, donde puede ayudar a reconstruir el tejido social, a mejorar las dinámicas familiares (de algunos, esperemos), y como terapia frente a externalidades tan complejas como el dichoso encierro de la pandemia. Como en cualquier antología, algunos textos pueden quedar a deber según el gusto del espectador, pero narran una metahistoria al considerar que es un diálogo abierto entre los autores, una interpretación separada de los mismos temas, y también la expuesta búsqueda de la creatividad, de temas y formas tan propias, que podrían exponer más de lo que quisieran. Por eso, este libro me parece de gran valía, por el arriesgado experimento de juntarse a trabajar en torno a un placer común, y llevarlo al arduo trabajo editorial, donde quedará en la mesa ante los curiosos inesperados (como yo), que en completo voyerismo tratamos de ampliar nuestra definición de la realidad.
Algunos temas son tratados con gran ternura, otros con cinismo, y la mayor parte con un humor afinado por la intimidad de los talleristas, que extienden líneas conductoras invisibles para el espectador ajeno, pero que aun así se sienten en lo etéreo. Tal vez no sea un libro para todo tipo de lector, pero quienes tienen el placer de conversar o escuchar los procesos antes y después de la creación literaria, seguramente le encontraran un valor desde la experiencia, positiva o negativa, pero tangible. El libro se terminó de editar en diciembre de 2023 en los talleres de TNE, en CDMX.