TANATOLOGIANDO
LAURA SALAMANCA L.
MELANCOLIA Y DUELO por muerte muy significativa
Sigmund Freud dice: El Duelo es una reacción a alguna pérdida y casi nunca ha sido considerada como un estado patológico donde se puede someter al paciente a un tratamiento médico, aunque puede afectar a la conducta del paciente en su día a día. Siempre pensamos que el duelo desaparecerá con el tiempo por sí solo.
Sin embargo la Melancolía se caracteriza psíquicamente, por un estado de ánimo profundamente doloroso, una falta de interés por el mundo exterior, la perdida de la capacidad de amar, la inhibición de todas las funciones y la disminución de amor propio. O sea auto-reproches y auto-acusaciones donde por lo regular esperan la llegada de un castigo, así que podría pasar que en el Duelo también pasa lo mismo únicamente variando en la perturbación del amor propio. En el Duelo intenso, hay reacción a la pérdida del ser amado, integra el mismo doloroso estado de ánimo, la cesación del interés por el mundo exterior (en cuanto no recuerda a la persona fallecida), la pérdida de la capacidad de elegir un nuevo objeto amoroso, lo que equivale a sustituir al desaparecido, y el apartamiento de toda actividad no conectada con la memoria del ser querido. Esto se notara como la expresión de su entrega total al duelo que no deja nada para otros propósitos e intereses. Pero igual se convierte en patológico como propia Melancolía.
Y tan doloroso es en los dos casos que debemos trabajar en la labor para salir adelante, pero ¿en que consiste esta labor? En hacer un examen de la realidad que nos muestra que el objeto amado ya no existe más en esta vida y la sociedad demanda que se deslinde las ligaduras que hacía la persona fallecida se han formado para poder continuar en la cotidianidad, pero nos encontramos que el hombre no puede reaccionar prontamente en una forma favorable ya que chocamos con una oposición naturalísima, pues sabemos que el hombre no abandona gustoso aun cuando haya encontrado una sustitución. Esto ya nos lleva a una problemática mayor ya que esta oposición puede ser tan intensa que surja el apartamiento de la realidad y la conservación del objeto por medio de una psicosis alucinatoria. Lo normal es que aceptara plenamente la realidad, sin embargo cada uno de los recuerdos esperanzas lo alejaran lenta y paulatinamente a regresar a la realidad tan dolorosa.
En la Melancolía existen igual una serie de reacciones a la pérdida del objeto amado, y aquí vemos que la perdida es de naturaleza más ideal. El sujeto no ha muerto pero ha quedado perdido como un objeto erótico, por ejemplo en el caso de la novia abandonada y como doliente es fácil que no pueda identificarlo o aceptarlo y solo quizás sabe a quien ha perdido pero no lo que con él ha perdido, o sea que la melancolía habría que relacionar una pérdida del objeto sustraída a la consciencia. Aquí se encontraría la diferencia ya que en el Duelo nada en lo que respecta a la pérdida es inconsciente, y en la melancolía encontraremos una pérdida desconocida no identificada, y lo que llevara al doliente a una disminución de su amor propio y un considerable empobrecimiento del yo. En el Duelo el mundo aparece desierto y empobrecido ante los ojos del sujeto. En la Melancolía el yo es indigno de estimación, incapaz de rendimiento valioso y moralmente condenable, se humilla ante los demás y compadece los suyos por estar ligados a él, y entre estos reproches y acusaciones podemos darnos cuenta que en realidad son correspondientes a otra persona pero han sido vueltos hacia el propio yo, y al que acusa y reprocha es al que se fue o a lo que fue extraído, este cuadro se acompleta con insomnios, rechazo a alimentarse, etc.
Terapéuticamente no se puede contradecir al paciente en tal situación, sino que tendríamos que aceptarlas como reales y en el camino de la terapia podría ir descubriendo en realidad cuáles son sus verdaderas carencias y debilidades e irlas trabajando y en este caso uno se pregunta porque ha tenido que enfermar para poder descubrir estas verdades que lo llevaran a un autoconocimiento. Lo esencial es que describe exactamente su situación psicológica, ha perdido la propia estimación y debe tener razones para esto pero en sus manifestaciones también se infiere que la perdida ha tenido efecto en su propio yo.
El duelo puede ser una carga, pero también un ancla. Te acostumbras a su peso, cómo te mantiene en su lugar
Sarah Dessen
En la sombra, lejos de la luz del día, la melancolía suspira sobre la cama triste, el dolor a su lado, y la migraña en su cabeza
Alexander Pope