LA PALABRA
GUILLERMO ALMADA
La palabra sale de nuestra boca y se libera.
La palabra viaja…
Cruza mares y montañas, hasta perderse de vista.
Vuela, y llega a lugares impensados.
Alguien escucha siempre esa palabra.
La palabra no se pierde.
¿Y en qué momento emocional,
ese alguien recibirá esa palabra?
¿Qué resorte se activará cuando la escuche?
¿Le llevará felicidad, lo hará llorar, lo pondrá triste…?
Tal vez le active los recuerdos…
O a lo mejor le hace cimbrar las emociones.
Y pensar que hay gente que pide la palabra,
otros que toman la palabra…
También existen los que no dicen ni palabra…
Los que más me gustan son los que empeñan la palabra.
Las palabras no son buenas,
ni son malas palabras…
son las intenciones las que cambian,
y hacen cambiar a la palabra.
Pero las palabras son valiosas,
no podemos usarlas al descuido,
porque traen consecuencias.
Y a veces esas consecuencias nos dejan sin palabras.
Si me encontrara con el genio de la lámpara
le pediría que me convierta en palabra,
pero no cualquier palabra, no,
sino aquella que llegue hasta tu oído,
anide en tu corazón,
y recuerdes para siempre…