VIOLETA
MELISA COSILIÓN
El eterno nombre
de una mujer eterna,
entregada a la locura
de la música – la musa-
y el arte –la artista-,
dueña de las letras del rumbo
de la pampa y los hilos.
Ella, la eterna
roca inconsolable,
la que amó más allá
de los golpes en la puerta,
de las telas y las cuerdas,
de los remansos del cabello
viejo, y las faldas roídas
y los periódicos cubriendo
el fío de su casa.
Ella la araña primigenia
señora del fuego y de la lluvia,
para llover siempre, sembrando
siempre,
un jardín de Violetas.