Editorial

El holandés errante en el arte escénico – NORMA SALAZAR

RADIOGRAFÍAS

El holandés errante en el arte escénico

NORMA SALAZAR

El holandés errante o El buque fantasma, nombre original en alemán Der fliegende Holländer

Algunas de las leyendas narran que un famoso capitán holandés, Bernard Fokke en el siglo XVII logró grandes hazañas inexpresables, sus travesías entre Holanda y Java tales proezas al timón que muchos de sus contemporáneos le atribuyeron un pacto con el diablo. Por otro lado la historia de aventuras oceánicas nos transporta a una narrativa algo más de 500 años, adonde un hombre cuyo nombre fue Hendrik Van der Decken, se le confió la tarea de capitanear un buque conocido como El holandés errante, cuando el capitán y su tripulación navegaban a las Indias Orientales desde Ámsterdam con la intención de hacer fortuna quedaron atrapados en medio de un excesivo temporal que estropeó gravemente la embarcación, haciendo añicos el timón y desgarrando las velas.

A medianoche, cerca al cabo de Buena Esperanza cuando consideraba que había llegado la calma; el sonido del viento se mudó en un alarido frenético que golpeó los mástiles y zarandeó el buque con tal violencia que la tripulación comenzó a gritarle al capitán:

“—¡Debemos regresar, el buque ha recibido mucho daño y nuestras vidas peligran!

Pero el capitán Van der Decken era muy codicioso y no lo afectaba poner en peligro

su vida ni la de los demás, así que respondió de manera desafiante:

—¡El viaje continúa, aunque tenga que surcar los mares hasta el fin de los tiempos! Después de la inesperada respuesta, los mismos marineros se rebelaron contra él,

pero el capitán rayando la locura, amenazó con tirar por la borda a quien contradijera

sus palabras. Alarmados, los hombres se arrodillaron y comenzaron a rezar; la embarcación estaba a punto de zozobrar.”

Una de las vastas lecturas, según, la tradición El Holandés Errante es un galeón que no pudo retornar a puerto condenado a subsistir en el mar por siempre. Al leer esta intrépida aventura marítima;  inicialmente se puede ver a larga distancia si otro navío le hace señales, mientras su tripulación tratará de hacer llegar sus mensajes a tierra dirigidos a personas fallecidas siglos atrás.

Las adaptaciones de la leyenda son numerosas, pero la insólita inició con el capitán de un barco holandés, un capitán burgués de Holanda llamado Willem van der Decken quien hizo un pacto con el diablo para poder navegar siempre los mares sin importar los desafíos naturales que asentara Dios en su travesía, es decir, tormentas. A lo que la leyenda  cuenta que Dios le escucha y en castigo lo condena a navegar inmortalmente sin rumbo y mucho menos tocar tierra, así, se le conoció en los océanos con el nombre de “Holandés errante”.

Ahora bien amable lector, estas narraciones han sido adaptadas en numerosas obras literarias, como la narración: de Arthur Gordon Pym de Edgar Allan Poe que se inspiró de alguna forma en  La isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson; El príncipe de la niebla de Carlos Ruiz Zaenfón o La larga marcha de Stephen King, uno de sus personajes aparece “muerto en vida”, una protagonista que avanza y que ha fallecido por ende su entorno también está la mortandad. Existe una similitud con  la tripulación del Holandés, déjeme ser enfática la última novela es verdaderamente provocativa y cringe. Otras representaciones literarias han sido llevadas al séptimo arte logrando una fama global, me refiero a Piratas del Caribe: el cofre del hombre muerto.

Pero que sucede en el ámbito de la ópera que realizó el compositor Richard Wagner con su ópera El buque fantasma, Wagner reconoce que había tomado la historia del relato que Heinrich Heine  en su novela satírica Las memorias del señor de Schnabelewopski.

En la ópera el barco noruego del capitán Daland se topa con el Holandés Errante acto seguido  se amarran.  El capitán del navío Holandés se presenta sin explicar que su tripulación tiene una maldición, porque él invocó al diablo y desde entonces solo se les permite atracar en tierra una vez cada siete años en busca de un amor puro que les salve con la muerte.

Una de las representaciones operísticas de Richard Wagner El buque fantasma, es puesta en escena. Al enterarse de que Daland tiene una hija sin casarse llamada Senta, le pide su mano a cambio de dinero y él se la concede, marchando hacia su morada por la muchacha. Ésta accede su destino pero su anterior pareja un cazador llamado Erik le reprocha en cara y el capitán del Holandés escucha esta conversación. Enfadado porque piensa que ella regresará con el cazador, el Holandés revela su identidad para irse,  dando por perdida a Senta. Sin embargo, ésta que conocía la leyenda y había idealizado muchas veces con salvar al barco de su cruel destino enamorando a su capitán, se lanza al mar en busca del holandés prometiendo fidelidad. El final de la ópera se observa el barco espectral desapareciendo en el mar y  Senta como el capitán holandés ascendiendo al cielo.

Senta, nos exhibe como un pseudo héroe trágico ajustado a las historias mitológicas de la Antigüedad que precisa, morir por un fin mayor pero que concibe su final como un acto de principio; para ella su historia se fundamenta en un amor profundo pero inexplorado y el mar es el símbolo de lo infinito.

El arquetipo de héroe trágico se decreta entre otras cosas, por no merecer su conveniente desgracia, por cometer un error y por incitar con ello  injusticias. La historia del Holandés Errante es muchas veces relegada cuando se habla de estas complejidades humanas que nos presentan en el arte cinematográfico, literario, pues solo se hace referencia a las tragedias griegas como Edipo Rey. A diferencia de otras historias del arte que también contienen “héroes trágicos” como Anakin Skywalker o Thanos, Senta no concluye reconciliada en un antagonista porque su error que sólo le afecta a ella.

Termino ávidos lectores, El Holandés Errante es una historia riquísima en simbología y elementos literarios templadísimos, podemos ir más allá y hacer cavilaciones inclusive jurídicas que tienen cabida en cualquier narrativa artística.

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