‘Tristeza’ de Éric Marváz
Ernesto Adair Zepeda Villarreal
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El pasado 12 de noviembre, Día Nacional del Libro en México (aunque un extraño deja-vú me susurra en la nuca que ya van como tres), el fotógrafo, escritor y editor, Éric Marváz tuvo a bien compartir uno de sus libros para quien gustara de leerlo. Atentos a esa provocación, pude hacerme de una copia digital de su dossier ‘Tristeza’, publicado en 2021 en segunda edición, posiblemente por él mismo. Aunque puede parecer una majadería la auto proclama, en México termina siendo prácticamente la única opción de las plumas emergentes y las marginales, ya que no hay ni canales o programas o estímulos o el menor interés de fomentar la lectura. Por ello, el gesto del buen Éric se agradece, y bastante. Es un libro pequeño, que mezcla la narrativa, poesía y fotografía, a veces con un tono epistolar, otros con una angustia sentimental. En la contraportada aparece Arturo Texcahua con un prólogo, mientras que la modelo central es Joh Espinoza.
El tema central es Rebeca, la mujer caída desde el paraíso, que revive mediante el alcoholismo los estados de la insatisfacción, de la enajenación de la soledad inagotable, y la cosificación. Rebeca se intuye como una mujer que vive de su cuerpo, pero en un templo corrompido por el vicio, por la necesidad constante de la evasión. Así como el título lo adelanta, Rebeca es la encarnación de la tristeza, pero no de aquella adolescente de la desesperación. Rebeca es un abalorio de aquella tristeza adulta, madura, que encuentra en la carrera de desgaste una novedad que no se completa jamás; en la de mientras, resistir, servirse algún trago, buscar en el contacto frugal un poco de sentido que nos permita robar el calor de alguien más, aunque sea por contagio, un robo mustio. La tristeza se encarna no sólo en los mensajes indirectos de las pequeñas misivas que guían el dossier, sino en los símbolos visuales.
El trabajo fotográfico de Marváz enmarca en el manejo de la luz una continuidad del texto. Así, el fondo es una habitación, cualquiera, mientras el trasfondo es todo el resentimiento del fracaso. La modelo, bella, ejecuta una historia que se corresponde con la principal, aunque con un detalle sobresaliente: el color rojo rematando elementos donde la tristeza se contiene de manera visual. Tanto la botella, como el felino, así como el vientre mismo, son las vasijas donde reside la tristeza de Rebeca. Aunque es un dossier pequeño, aprovecha el minimalismo de su estructura para asentar a su personaje, poniendo de manifiesto el rol de las mujeres en el quehacer artístico del autor. Esto no sólo sirve para complacer a Éric, o sus lectores, sino para hacer notar de manera directa que la soledad también es una forma de violencia, escrita entre líneas, que es lo que le da contexto a lo que nos es compartido. La tristeza es también el punto de fuga visual, pero es también el asidero al que se puede socorrer. Entenderlo no implica desbordar empatía, ya que ‘El carácter de mártir no produce compasión’.
El ejercicio fotográfico y el textual hacen una écfrasis mutua, ya que completan y expanden la historia que se nos narra. A veces como poemas, a veces como reflexiones, o cartas, o descargas de culpabilidad. En el prólogo, Arturo nos indica que el personaje de Rebeca es iterativo, que cruza y es recurrente en la obra de Éric, que tal vez la usa como un símbolo más de la mujer urbana que afronta la dolorosa realidad de la CDMX, o tal vez es una entidad real de la que tuvo conocimiento, un roce a lo largo de la vida. Da igual, porque en el breve dossier no es necesario conocer ni su pasado ni su porvenir, aunque sería interesante conocerlo, ya que, así como la tristeza misma, es una continuidad imperfecta que lo atraviesa todo. Tal vez la depresión hace uso de Rebeca como un instrumento, así como el gato o la botella, y es el propio lector quien consume sendos tragos de tristeza. Todas las respuestas pueden ser correctas.
De manera secundaria, el amor se asoma, tanto el propio como el del prójimo, y nos recuerda ‘que el amor se te volvió monólogo’ para asestar un profundo golpe. En esa sentencia hay una revelación fundamental, ya que es sobre los terceros, sobre el propio, o el del mundo. Así, la definición que se presenta en la portada interior cobra mayor importancia.
