Ambos métodos de pago (tarjeta de crédito y débito) tienen sus ventajas y diferencias, pero no necesariamente las analizamos cuando realizamos nuestros pagos.
En México hay poco más de 176 millones 900 mil tarjetas, de las cuales poco más de 136 millones 714 mil son de débito, mientras que de crédito hay poco más de 31 millones 220 mil.
“El mundo cada vez está más digitalizado. Tenemos que digitalizar nuestra economía para aprovechar todos los beneficios de los servicios financieros y competir a nivel global, debería ser un Sí o Sí.”, comenta Alejandro Guízar, CEO de Billpocket.
Tarjetas de crédito
Uno de los principales beneficios a largo plazo es la generación de historial de crédito que facilita el trámite de préstamos y líneas de crédito.
Son más seguras ante delitos de fraude, y en dado caso de que esto suceda, es posible que se pueda obtener un reembolso por la cantidad comprometida.
Se pueden aprovechar los Meses Sin Intereses (un esquema de pago donde los usuarios pueden adquirir productos o servicios a mensualidades fijas, desde los 3 a los 48 meses).
Tarjetas de débito
Se gasta lo que se tiene, por esta razón existe un mayor control en los gastos.
Mantener la tarjeta y la cuenta no genera comisiones ni intereses, sólo en casos donde se quiera hacer una transferencia con ella o disposiciones.
Existen temporadas en las que los comercios ofrecen descuentos o promociones si los pagos se hacen al contado, por lo que esta opción puede ser muy útil al momento de querer adquirir algo.
“Una tarjeta de débito es un must, todos deberíamos tener una para simplificar el manejo de nuestro dinero, seguridad y hasta para controlar nuestros gastos, al final todo queda registrado al contrario del efectivo. Sin embargo, también deberíamos aspirar a tener una tarjeta de crédito, para crear historial, tener acceso a otros servicios, incluso para manejar emergencias que puedan demandar más de nuestros recursos disponibles”, dijo Guízar.
El crédito es algo que requiere educación financiera para ser utilizado correctamente. Si se es un buen pagador y organizado, la mejor opción será una tarjeta de crédito. En caso contrario de que la organización no sea lo tuyo, lo correcto sería mantenerse con una tarjeta de débito, ya que por el alto descontrol podría obtenerse otra deuda y entrar en un círculo vicioso.
Fuente: Dinero / Excelsior
rrc