El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la primera ministra británica, Theresa May, acordaron que el uso de armas químicas no se puede quedar “sin respuesta”.
El Gobierno Británico acordó seguir trabajando con Washington y Francia para buscar una “respuesta internacional coordinada” al supuesto ataque químico.
May considera que es altamente probable que el régimen de Al Asad sea responsable del ataque.