NUESTROS HIJOS REBELDES
TANATOLOGÍANDO
LAURA SALAMANCA LÓPEZ
En la actualidad en la terapia, se ha vuelto un tema recurrente, el que los hijos han perdido el
respeto por los padres, tanto en la comunicación como en la convivencia día con día.
¿Pero consecuencia de que? Se preguntan quizás no haberlos educado debidamente, algunos opinan que gracias a la ausencia de los padres por causa de trabajo y podría ser también que en el afán de “que no sufran las mismas carencias que nosotros” les dejamos de dar responsabilidades y los hemos llenado de juguetes y tecnología de punta para acallar nuestra falta de atención. En alguna ocasión una paciente adolescente me decía: “a mí, que me importa tener la última versión del IPad, si lo que quiero es que mis padres platiquen conmigo, pero no hay tiempo, trabajan y para mí, ni 5 minutos”
Al iniciar una nueva vida, el recién nacido, necesita ser cobijado, alimentado y lo más importante, “ser mirado” por sus seres más cercanos, pero primordialmente por su madre, que es el primer vinculo que tendrá en la vida.
El niño que tuvo ausencia de miradas en sus primeros meses de vida crecerá con una autoestima muy baja, ya que es el primer apoyo que se le puede brindar a un niño, esa mirada de aceptación a esta vida, que es lo que le hará sentir seguridad en un futuro, de saber que no fue tan malo llegar al mundo.
Pero si al contrario la madre, que no lo quería tener, tiene que soportar lidiar con él, le limitara las miradas solo atendiéndolo en lo que corresponde y asi comenzara a crecer, hasta que él mismo busque una mirada en donde reflejarse y que ésta le sea devuelta, como sea, pero que lo miren, pudiendo encontrar a un familiar en el mejor de los casos, pero igual puede encontrar esa mirada en alguien que no sea buena influencia en su crecimiento.
A final de cuentas, damos a los hijos, lo que nos hubiera gustado tener y no tuvimos, no hay de otra o quitándoles lo que se nos quitó a nosotros, si no hemos trabajado el tema (repitiendo patrones)
Pero la vida corre demasiado rápido y el tiempo se agota, y al verlos dormir, recordamos que no hubo tiempo de ir al parque, no me fue posible ir a su baile de la escuela o a su entrenamiento del futbol ni de hacer algunas actividades juntos, y los niños a pesar de estar con nosotros físicamente, se van alejando emocionalmente, algunas veces la culpa va creciendo en los padres ante esta situación en donde no logran encontrar una solución y cuando ya son independientes anhelamos que nos volteen a ver para dedicarnos unos minutos y si no lo hacen, nos sentimos mal y nos quejamos sin acordarnos que el bumerang se lanzó hace algunos años y ha regresado. Para finalizar escribo un párrafo de Suzanne Fremon que delinea muy buen el mensaje que deseo dar en esta columna:
“La comunicación es la mejor salvaguardia de las relaciones de usted con sus hijos y el arma mas importante que usted posee, para hacer que las cosas marchen adecuadamente. Pero no olvide que para que exista la comunicación hay que prestar atención, y para que uno preste atención no solo debe estar presente, sino que debe estar desligado de otras cosas para escuchar. Para escuchar o para charlar, usted debe estar disponible. Usted debe dedicar su tiempo y su atención con toda generosidad”.