Editorial

LAS ADICCIONES – TANATOLOGÍANDO

LAS ADICCIONES

LAURA SALAMANCA

TANATOLOGÍANDO

 Alrededor de 5 años trabajé en la Onda Gélida en la ciudad de México en unidades móviles médicas, como Cirujano Dentista acudiendo a albergues con personas con adicciones en pésimas condiciones, descubriendo que los jóvenes niños y adultos que pasaban a consulta coincidían en un punto, eran tan vulnerables que, un ratito, una escucha y una comprensión de mi parte era lo único que necesitaban en ese momento, su necesidad de expresar el dolor de no haber sido aceptados en su hogar por tener un padrastro malvado en algunos casos y en otros, las familias disfuncionales en las que vivían y desde muy niños fueron a vivir a la calle sin algún apoyo de parte de nadie e infinidad de factores que los llevaron a caer en las drogas. Como lo expone Deepak Chopra yo no podría decirlo de mejor forma, cuando sabemos que todos nosotros somos adictos a algo y es que andamos en busca de deseo o algún anhelo para satisfacerlo, que nos ha llegado a causar malestar si no lo satisfacemos, y eso es algo normal y que nos mueve, yo un tiempo fui dependiente del chocolate y no pasó un día sin que probara al menos una barra, por algunos años. Hasta que entendí que como mi abuela me crío en mis primeros años y ella me enseño a comer chocolate, era la mejor forma de traerla conmigo.

Encontramos diferentes tipos de adicciones, de sustancias (heroína, cocaína, nicotina, barbitúricos, alcohol, etc.) de actividades (ludopatía, redes sociales, videojuegos, deporte, etc.) de conductas (comida, trabajo, compras etc.) y de personas (codependencia).

 En una adicción, el deseo va más allá cuando no se cumple y se convierte en frustración, ya que ésta es la peor enemiga de la satisfacción duradera.

El hábito es como aferrarse a las realidades que ya no le funcionan y quizás una adicción puede proporcionar placer a la gente que no sabe que puede logarlo de otra manera. Ya que cambió el mecanismo del deseo alejándolo de su origen y ya nada es suficiente existiendo una desconexión de sí mismo sintiendo más frustración.

Primero habría que hacerle la pregunta al adicto, ¿qué significa para él, “placer”.?

 Hablando de realidades, “el placer más intenso, no es adictivo mientras tengas claro que es el placer”

 Placer es lo que nos hace sentir bien, pero cierto tipo de personalidad no tiene otra alternativa sino mezclar sentirse bien con sentirse mal, en el caso de la adicción, hay una punzada de remordimiento y sin este remordimiento el choque pierde su impacto.

En la adicción existe una nostalgia profunda por el placer, que hace eco en una necesidad muy legitima; buscar placer no es tan malo, pero esta forma de disfrutarlo estará contaminada por la culpa y el temor. Son personas que pueden describir que su ser se divide en fragmentos de conflicto y esta guerra interna provoca una lucha entre la culpa y el placer lo cual opera en el hábito adictivo. Dentro de nosotros hay un ser único e infinito y varios aspectos que no pueden estar en conflicto unos con otros. Sin embargo, el adicto tiene la idea equivocada de quien es y como no obtiene suficiente placer para liberase de la culpa, nada le impide obtener la siguiente dosis.

Si cuando fue niño, reprimió sus sentimientos más intensos. Con alguna adicción intensificará sus emociones que perdió, ya que se adormecen los sentimientos y como no se controlan las emociones, permite sentir placer, pero igual, al consumir lo que sea en exceso, traerá como consecuencia, culpa que no desaparecerá y se volverá repetitivo para volver a caer en el placer y esto es un circulo vicioso, porque nunca podrá tener lo suficiente de lo que quiere ya que la demanda irá creciendo con el consumo.

Los deseos son medios de conexión que tenemos con la vida, pero la sociedad y la cultura nos llevan a distorsionar esos deseos solo en objetos y nos concentramos solo en el objeto del deseo y la gratificación que recibimos no es suficiente y los deseos comunes se convierten en anhelos y adicciones en intereses que en realidad no necesita el adicto sufre y es débil porque cree que esta dentro del mundo, en lugar de ver que el mundo está dentro de él y no fuera de él. Una estrecha conexión con él mismo, le hará ver que nada es imposible todo es una trasformación de la conciencia. 

El deseo no es nuestro enemigo, ya que motiva nuestro crecimiento hacia los estados mas elevados de la conciencia y hacia el desarrollo de la totalidad.  

La felicidad no se logra desde un estado de insatisfacción como a veces vemos en la comida, el dinero, etc. Sin embargo si nuestro estado es de satisfacción interna, el flujo del deseo empieza y termina en ese punto y la felicidad se volverá mas intensa eso se logra cuando el ser se va conociendo asi mismo, en lo que desea realmente para irse armonizando, su propia habilidad de encontrar por si mismo la belleza que cada uno de ellos tiene, ese será el punto de referencia y equilibrio; de aquí realmente nacen sus verdaderos deseos y la necesidad de tratar de alcanzarlos aumentando la propia realización interna, ayudando a que la satisfacción aumente pero a esto ya no se le llama placer sino un deseo natural que fluye de un ser hacia otro ser, viaja hacia afuera y vuelve a regresar como en un sueño. El circulo del deseo cuando fluye en forma natural hay satisfacción y se puede disfrutar mejor desde dentro del ser. 

Si a los adictos se les ayuda a ponerse en contacto con su propia conciencia la mejoría es iminente, meditando, dejando el hábito, ya que experimentan un placer sin culpa (un placer superior) eliminándose del cuerpo la influencia de las sustancias en forma mas directa

Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.

Confucio

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