UNA SALIDA NO DEBE SER LA HUÍDA
ROBERTO CARDOZO
Y AQUÍ EMPIEZA EL ABISMO
El mes de abril ha tenido para mí como tema recurrente el suicidio, tanto de conocidos, amigos, artistas que admiro y gente en los periódicos que, pareciera una epidemia, sobre todo en Yucatán. El suicidio es un tema que hasta ahora sigue siendo tabú en nuestra cultura, a pesar de que los mexicanos le rendimos tanto tributo a la muerte y en el caso de los yucatecos, la cultura maya es la única en el mundo que tiene una deidad específica para este delicado tema.
Es una reflexión difícil cuando tocamos el tema, porque divide opiniones y emociones, muchas basadas en creencias religiosas. Pero lo que es una realidad es que un suicida es alguien que decide terminar con su vida porque no acepta una realidad y ya no encuentra alguna manera para cambiarla, dando como resultado tan terrible desenlace. Es un acto egoísta, sin duda, también desesperado, agravado por la cerrazón cultural para hablar sobre el tema, aún a pesar (y aquí me doy el permiso de repetirlo) de que los mayas son la única civilización que tiene una deidad del suicidio.
Desde mi experiencia y desde que empecé a darme cuenta de la fragilidad de la vida, así como de la inutilidad de la misma en el punto espacio-tiempo que nos tocó estar, he pensado que llegará un momento en el que este mundo ya no sea apto para mí y que será más fácil optar por una muerte digna, que me permita irme sin tanto alboroto y sin tener que esperar a que la naturaleza o algún evento social hagan su trabajo.
Estamos ente una oportunidad muy importante para reflexionar acerca de poder elegir cómo y hasta dónde continuar con nuestras vidas. También está sobre la mesa el tema de que nos parece algo no natural que una persona atente contra sí mismo, principalmente en edades en las que, por lo general, estamos en edades productivas y en las que pareciera que tenemos mucho por delante.
En este sentido, hace falta trabajar por mejores condiciones de detección e intervención de los posibles suicidas, porque las campañas actuales no están funcionando. Al contrario, las tasas de suicidio en Yucatán continúan a la alza y cada vez en personas más jóvenes.
El suicidio debe verse como una oportunidad de elegir el camino más digno para las personas, recibiendo el debido acompañamiento y, en su caso, la asistencia para concretar la decisión tomada para, tal como Séneca decía, no huir, sino salir de este escenario al que llegamos sin darnos cuenta y sin solicitar. En pocas palabras, ser conscientes y hacer uso de nuestra total libertad para llegar a ella misma.
Todos los suicidios tienen un mensaje, una declaración y un grito de libertad. Es desde esa óptica que debemos empezar a verlos para poder entender y, por qué no, ayudar a las personas que lo deseen, a ser escuchadas.
Por mi parte, estoy confeccionando mi propia sandalia de Empédocles, misma que encontrarán, como menciona Brecht, mis queridos consternados entre sus manos; una sandalia de cuero, palpable, usada, terrena.