Editorial

REALIDAD INTERIOR, REALIDAD EXTERIOR – TANATOLOGÍANDO

REALIDAD INTERIOR, REALIDAD EXTERIOR

LAURA SALAMANCA LÓPEZ

TANATOLOGÍANDO

 

Una de nuestras mejores maestras, es la vida, siendo un reto y un desafío, en algunas veces.

Existen personas que no aprenden nunca, pero en cambio hay otras personas que nunca dejan de aprender, y todo esto depende de la actitud con la que vean la vida y el modo de relacionarse con ella.

La vida es impredecible e imprevisible, con momentos gratos e ingratos y circunstancias favorables y desfavorables y asi la vida nos va viviendo, si no desarrollamos la conciencia y la persona egocéntrica pensara que lo tiene todo controlado y se opondrá a resistencias y conflictos que hay que descubrir y desmantelar  para ver un camino  claro, para logar esto;  la labor será valiente y seria ya que hay muchos aspectos en nosotros que no queremos ver ni asumir porque tratamos de escapar mediante la idealización del yo y arrogándonos cualidades de las que carecemos.

El equilibrio es un modo de sentir, ser y serse, al relacionarse con uno mismo y con los demás. Este será el tratar con uno mismo desde un centro propio y en el propio ser. El equilibrio es el punto de quietud, incluso en la inquietud, asi como decía Buda “vivamos sosegados entre los que se desasosiegan” el equilibrio interior es como un centro de conciencia inafectado e imperturbado que mantiene su inalteralidad, incluso ante los estados de ánimo fluctuantes, los pensamientos cambiantes y las influencias externas. Para logar esto se necesita mucha constancia de si, una auto vigilancia, fortaleza anímica y la capacidad de no dejarse arrastrar por los distintos estados de ánimo con los que vivimos ni por situaciones externas. Las relaciones emocionales nacidas de la distracción y la ignorancia no buscan un corazón ni un espíritu claro. La único que necesitamos es una vigilancia tranquila y sumergirnos en una naturaleza real ya que es el único camino hacia la paz.

No se deja de lado que en ocasiones tengamos que desequilibrarnos por influencias que nos alteren, claro está, pero en este caso hay que aprender a reponerse y hallar ese centro de conciencia inafectada que se sitúa más allá de las situaciones externas, recordando que en primera instancia somos espíritu, y este no es capaz de ser alterado por nada ni por nadie, olvidando un poco nuestra condición terrenal, sintiendo nuestra respiración y haciendo meditación, para  que en ese estado de abstracción podamos darnos cuenta que somos mas de lo que vemos, ya que el contacto con el universo, naturaleza, etc. nos hará olvidar las pequeñeces de lo que vemos solo en el exterior, manteniendo una realidad interior dando como consecuencia una realidad exterior que ahora si podrá ser controlada por nosotros.

El equilibrio interno va madurando, evolucionando conscientemente   contemplando su desarrollo, pero en el camino experimentara síntomas displacenteros que le impedirán desplegar sus hermosas potencialidades por lo cual la función de esto, es ir debilitándolos y superándolos para poder enfrentarse a ellos con técnicas y herramientas adecuadas. Esto es porque la conciencia se está apenas desarrollando y por la inmadurez que presenta, pero uno se va dando cuenta que se empieza a conocer y a realizar, siendo más uno mismo y no viviendo solo centrado en el yo social o el idealizado que es lo que nos ha traído como consecuencia nuestro proceso neurótico el cual nos ha apartado de nosotros mismos, conduciéndonos al abatimiento y hasta la más cruel desesperación.

Los sabios de oriente nos han proporcionado enseñanzas, actitudes y métodos para resolver conflictos internos y reintegrar a la psique. De nosotros depende buscar la solución y vivir más en equilibrio y armonía interior para ver diferente el exterior.

 

La mente equilibrada y calmada es fuerte; la agitada y con prisas es débil. Wallace D. Wattles

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