RADIOGRAFÍAS
Lord Ruthven, the first Vampyre de John William Polidori
NORMA SALAZAR
En la tradición hebrea existe una figura vampírica de gran preeminencia, punto que conformaría el nexo “entre la demonología babilónica y hebrea, de igual forma entre la judía y la cristiana” Lilith fue la primera mujer de Adán que negándose a aparearse debajo del hombre se rebeló ante él y ante Yahvé quién la desterró del paraíso y la enclaustró al reino de la noche, convirtiéndola en un demonio volador condenado a nutrirse de sangre. Por ello personifica la malignidad femenina y etimológicamente su nombre atañe concisamente con la lujuria y el desenfreno, Lilith procede de la palabra babilónica Lilith, a su vez de las raíces sumerias lalu o lulú, que significa “lujuria” y “desenfreno” correspondientemente. En la tradición árabe nos topamos con el Ghoul o Gul, presentes en algunas narraciones de Las mil y una noches, asiduamente también surge como demonio femenino y al igual que Lilith se alimenta de carne y sangre sobre todo de infantes. A contraste de Lilith, cuyo semblante se relaciona más con Melusina (un demonio alado, de cabellos largos y serpentinos, cuyo cuerpo desnudo y sensual a veces acaba en forma de serpiente) El Ghoul ostenta un físico verídicamente humano, en el Ghoul ya se enlazan casi todos las características que conforman el vampiro del folklore occidental: crueldad, canibalismo, el deseo de dañar a los vivos y el aspecto humano.
Con este breve preámbulo, situemos al primer vampiro inglés Lord Ruthven, The Vampyre, 1819 escrito por John William Polidori que conocía afinadamente todos los talantes del vampiro folklórico. The Vampyre es una narración por un autor heterodiegético o en tercera persona gramatical, cuyo examen tiene un tornasol crítico muy notable, como ejemplo baste tomar el fragmento del mismo inicio de la narración acerca del perfil de Aubrey
“Left also to himself by guardians,
who thought in their duty merely to take care
of his fortune, while they relinquished
the more important charge of his mind to
the care of mercenary subalterns […]»
Así, el novelista al mismo tiempo que da atributos del entorno personal de Aubrey, enclava cierto sesgo crítico aproxima de la educación de estos jóvenes de las altas esferas inglesas.
The Vampyre recapitula la historia del joven Aubrey a partir del instante en que conoce al misterioso Lord Ruthven con quién iniciará el Grand Tour. Aubrey es descrito como un auténtico caballero sacado de novela: ingenuo y de gran imaginación, es rico, más el narrador no especifica si su riqueza proviene de título (nobleza o del comercio burguesía) “he was an orphan lefth with an only sister in the possession ot great wealth, by parents who died while he was yet in childhood”, con ese grafía novelesca, no es de extrañar que haga el misterio de Lord Rutheven el objetivo de su enaltecida utopía, es decir, la focalización del narrador en Aubrey nos deja atraer los rostros de grafía libertino. Se nos quita la máscara, por tanto, el código moral y de honor de dicho galán, también la brutalidad en la sociabilidad de éste para con los demás. Audrey es un hijo de su época; es un efebo gendetlam que ocupa y reverencia, por encima de todo, su papel social. Otra peculiaridad de Polidori para con su vampiro, es que personifica el prototipo del vampiro literario, que si bien luego conllevaría transformaciones de posee en boga durante el siglo XIX, un noblemann , su efigie completamente apartada de la imagen del vampiro folklórico “more remarkable for his singulanties, tan his Rank” Él es un aristócrata y ante todos, un ser humano cedido con las esencias que como tal le atañen. Practicando la seducción recóndita, no sólo con las mujeres, sino también con los varones. Pero sobre todo las féminas donde recae sólidamente su crueldad. Frente a este mundo salvaje se encuentra el mundo civilizado anglosajón, con sus códigos morales y cívicos basados en la Razón.
Por otro lado, no debemos perder de vista que, habitualmente ligado con las epidemias el vampiro ha estado presente a partir del origen de la humanidad, también algunos antropólogos afín del inicio del mito en la antigüedad lo asocian con los padecimientos de pérdida de sangre liadas a la creencia popular de identidad entre sangre y espíritu, pues como señala el aristócrata, editor, diseñador gráfico, español y XXIV Conde de Siruela, Jacobo Siruela “para el hombre arcaico la sangre y el aliento son las fuerzas dinámicas que hacen posible la vida. Estas fuerzas confluyen de tal manera que llegan a confundirse y a significar casi lo mismo”
Asimismo, la palabra gótico se designó a la escritura angulosa y con algunas representaciones propias utilizadas en la Alemania del siglo XIV en la Inglaterra con el nombre de Old English hasta la centuria siguiente, en un ámbito literario, el vocablo gótico es hablar de una prosa ficcional que germinó en el siglo XVII en Inglaterra durante el último tercio, un grupo de novelistas ingleses entre los que destacaban Horace Walpole, Ann Radcliffe, William Beckford, Mary Shelley y el irlandés Charles Robert por mencionar algunos.
Término ávidos lectores, a través de la historia gótica es inevitable no enfatizar el papel del protagonista de éste género literario, me refiero, al mito inagotable del vampiro contemporáneo en casi todas las usanzas culturales del mundo, la intromisión del vampiro destroza los cánones sociales-religiosas e incluso naturales cuando la transgresión se lleva a cabo, es decir, cuando ésta queda impune. Con un final abierto Polidori muestra su realidad exponiendo un reconocimiento de los códigos morales y sociales fragmentados de una época que no pudo racionalizar por sus temores humanos. Por conclusión la proposición más honda del vampiro de Polidori anida en la más pura transgresión del orden físico moral, ésta razón también reconocería a la profunda persuasión que ejerce en los demás, ya que en el fondo simboliza la libertad más incondicional y desinhibida. Actualmente el vampiro sufre otras metamorfosis en el imaginario colectivo, se ha transformado en otro ser, ha adaptado otra apariencia en nuestro mundo contemporáneo, sin embargo, el personaje no deja de ser la transmutación de nuestros miedos más profundos desde el mismo origen de la humanidad. La imagen del ser aberrante que se describía en todas las culturas añejas, inclusive las que no tenía una imagen antropomorfa siguen vigentes en mundo literario con sus representativos personajes de la aristocracia misteriosa y elegante de nuestros días.