Regalos intangibles
Mariel Turrent
A Través de la Pluma (Malix Editores)
El obsequio es para quien lo da, y regresa más a él: no puede fallar …
Walt Whitman
Recientemente llegó a mí el libro The Gift de Lewis Hyde. Dicen que los libros nos eligen, y en esta ocasión fue evidente: el libro se me puso enfrente y contestó las preguntas cuya respuesta estaba yo buscando. Y ahora les voy a explicar por qué:
El tema principal del libro es: cómo las obras de arte nos tocan de una manera que nada tiene que ver con su valor comercial. Por ejemplo, en una sala de conciertos o en un museo, de pronto una obra de arte nos mueve, revive algo en nuestra alma, y nos sentimos conectados, salimos de ahí satisfechos, agradecidos de una manera especial que no tiene relación alguna con el precio que pagamos al entrar. Esto es, asegura Hyde, porque los artistas han recibido un don por el cual no han pagado, y los frutos de ese don, son a su vez regalos que deben circular para no perder su esencia.
“El espíritu del regalo se mantiene vivo mientras siga dándose. Un regalo que no puede regalarse deja de ser regalo”.
Los regalos establecen un vínculo entre las partes involucradas. Si los regalos circulan en un grupo; su intercambio despierta una interconexión, una especie de cohesión descentralizada entre ellos.
Para explicar esto Hyde cuenta esta historia: cuando los Puritanos llegaron por primera vez a Massachusetts, descubrieron algo curioso acerca de los pobladores americanos. Imaginemos al inglés llegando a una aldea piel roja. Sus anfitriones, deseado que se sienta bienvenido, le ofrecen compartir la pipa de tabaco: una pipa de piedra roja labrada que es en sí un regalo que tradicionalmente circula entre las tribus locales, y se queda en cada aldea por un tiempo. Al caballero inglés le parece una pieza de arte digna de ser enviada al Museo Británico así que se apresura a embarcarla. Después de un tiempo, cuando el líder de la tribu va a visitar la casa del colonizador, éste desconcertado se da cuenta de que su huésped espera fumar tabaco y recibir la pipa como obsequio. El “nativo dadivoso” se topó con el “inglés capitalista”. Y es aquí donde chocan estas dos visiones distintas de lo que significa un regalo*.
A pesar de que en el arte (y yo lo extiendo a casi cualquier profesión) hay una parte material que tiene un precio, hay otra parte inmaterial invaluable que se recibe y a su vez se debe ofrecer a alguien más. Y aquí es donde diferenciamos una pintura decorativa, de una pintura artística; un libro escrito bajo una fórmula mercadotécnica, de una obra literaria; una figura producida en serie, de una escultura. El proceso creativo es distinto. La diferencia entre un bestseller y Cervantes es que el bestseller, vale el precio que se pagó por él, y una vez que el lector lo lee, su propósito termina. En cambio, la obra de Cervantes sigue inspirando a personas de todo el mundo a través de los siglos. Insuflando en ellos ese don que le fue dado al artista y que nos comparte a través de su obra, tocándonos de forma especial, inflamando nuestra alma y generando un vínculo.
Y les decía, que todo esto me llegó en el momento justo porque, por una parte, no había encontrado una justificación satisfactoria para transmitir la diferencia entre el arte literario y el libro como producto vendible; y por otra, porque saliendo de una cirugía, me molestaba no poder recompensar la donación de sangre que me devolvió la vitalidad. Pero Hyde dice que los regalos tienen tres características: se dan sin esperar algo a cambio, se reciben, y deben regalarse de alguna forma. Es decir, uno debe hacerlos circular para que no pierdan esta cualidad de regalos. Aunque al principio esto me hizo ruido y me sentí un vampiro, luego me hizo entender que el regalo, en sí, era la ayuda, no la sangre y hay muchas maneras de devolver esa ayuda. Y es que hoy en día los verdaderos regalos parecen ser invisibles ante el consumidor capitalista, por eso es preciso evidenciar que, los libros, los cuadros, las esculturas y hasta los servicios profesionales, a pesar de tener una parte material por la que hay que pagar, pueden también contener un regalo intangible que va desde el éxtasis provocado por un talentoso artista, hasta la simple alegría que contagia quien ofrece un trato amable al servirte un café. Los regalos que recibimos y nos comprometemos a devolver, crean un círculo virtuoso, magnánimo que genera vínculos y sacia el alma.
*De ahí surge una expresión proverbial que usan los estadounidenses, “Un regalo indio”, cuyo significado es: un regalo por el que se espera algo equivalente a cambio.