RADIOGRAFÍAS
Raúl Renán el niño del barrio de San Sebastián
NORMA SALAZAR
a Javier Solórzano Casarin
Por ser un amigo,
acompañar a un padre
como un hijo .
Se cumplen dos años de su partida de mi compañero de vida Raúl Renán X González, nació un 2 de marzo de 1928 en Yucatán, Mérida feneció el 14 de junio del año 2017 en la Ciudad de México, vivió ochenta y nueve años. De catadura tan humana desde su nacimiento hasta el último aliento, proclamaba con firme voz y mirada prístina que (apuntaba su filosa mirada a su servidora) se consideraba orgulloso de su origen y lo exponía en ciertas entrevistas; “fui un niño solitario que conoció las letras y su organización en palabras bajo un método de un obrero, bajo su tutoría crecí”.
Una infancia cruda a partir de sus cinco años recuerdo que comenzó a platicarme aquellos momentos que lo dejaron marcado, conversaba con voz serena sin perder mi mirada y tomado de mi mano sobre la mesa narraba el suceso “Mi mamá me dejó encargado con unos campesinos mayas, les dijo, -“luego vengo por él… “Normita, nunca regresó”, (confieso amables lectores que lloré súbitamente sin poder contenerme, él, me abrazó, olvidamos que estábamos en un restaurante). Desde sus primeros años mozos comenzó a trabajar durante su adolescencia hacía el trabajo en dar vuelta a una rueda me ilustraba “Éstas manos nena eran el motor que torcía a través de la rueda el hilo de henequén, trabaja Normita a la intemperie, pero, qué crees nena, siempre en los bolsillos de mi pantalón de lino guardaba mi lápiz con la punta bien afilada” Comienza muy joven a escribir sus primeros textos sin descuidar su primera carrera universitaria la licenciatura en Derecho en su Mérida, su tutor que fue un hombre acostumbrado a los castigos, vio en él la afición por la lectura a temprana edad creció con un libro muy entrañable durante toda su infancia que le marcó su vida profesional, ese libro fue Lecciones de cosas sin olvidar La Biblia escrita en maya ambos títulos le acompañarían en su camino literario. En los años de 1950 a 1954 en su natal Yucatán comenzó su carrera literaria, sus primeros cuentos y primeros en ámbito literario fueron escritos en su estado natal, éstos manuscritos se conocían en tan sólo con letra de molde, Juan corta las flores publicado por la Editorial Letras Constantes, ESDURE, 1972, El general Odilón y Los zopilotes blancos Diorama de la Cultura, diario Excélsior, 1959 y 1960. Siempre decido a destacar nunca se miró al espejo como un muchacho débil, menos ante sus compañeros, con esa firmeza que lo caracterizaba decide probar fortuna en la capital, es decir, la ciudad de México déjeme hacer un paréntesis, citando sus palabras “Nena, con cuatro trajes prestados y cooperación de los cuates me vine en el primer autobús que saliera para México, sin retorno, heme aquí, con mi vida hecha” Se establece en el año 1956 decide estudiar letras en la Facultad de Filosofía y Letras de Universidad Nacional Autónoma de México ahí conoció a José Emilio Pacheco. Beatriz Espejo, Juan García Ponce era Raúl Renán mayor que ellos y no pertenecía a la generación, a ninguna pero para él no era un obstáculo porque encajaba en todos muy bien me afirmaba “Las vidas trágicas son más formativas, nena, no lo olvides jamás” me insistía en la lengua maya que NUNCA DEJÓ DE HABLAR y en español.
“¿A qué sed esponja se atiene la memoria
si ésta cambia de sed frente a la espuma?”
Sin descuidar su trabajo en el rubro de la publicidad y promover la cultura en su segundo hogar la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes escribía y publicaba sus primeros libros dos o tres al año. Dejó una extensa huella literaria a partir de la segunda mitad del siglo XX más de cuarenta libros e inéditos en los géneros de poesía, poesía experimental-visual, texto breve, minificción, haiku, cuento, ensayo, reseñas, prologuista, novela, cuento este último género déjeme ser enfática, al inicio de su carrera literaria comenzó como un escritor de cuentos entre los años 1950 a 1954 en su natal tierra, Renán sabía que todo centro de la palabra del ser humano es a su vez el objeto y fruto de un ímpetu, poder en ellas y de su conocimiento-comunicación, Juan corta las flores
“- ¿Cuál es el sujeto?
-¡¡¡Juan, profesor!!!
-¿El verbo?
– ¡¡¡Corta, profesor!!!
-¿El complemento?
-¡¡¡Las flores, profesor!!!
-¿Qué hace Juan?
-¡¡¡Corta las flores, profesor!!!
-¿Quién corta las flores?
-¡¡¡!!!
-¡Yo!”
Término, ávidos lectores era un hombre muy cuidadoso en sus horas de escritura, sosegado, metódico muy vespertino y por supuesto despreocupado, era yo en la que delegaba y responsabilizaba, confiaba todo lo referente a sus actividades literarias como sus trabajos de creación, siempre apoyándonos ambos fuimos un gran equipo, recuerdo sus llamadas o mensajes, platicas privadas o en reuniones, presentaciones, viajes nacionales e internacionales de trabajo así por descanso. Raúl Renán me tomaba de la mano se acercaba a mí por la espalda para decirme al oído intempestivo “Normita, por eso de ningún modo capto los mensajes subliminales de las personas” acto seguido miradas de complicidad y mis guiños, teníamos un lenguaje secreto.