El Gobierno del presidente, Donald Trump, dio marcha atrás al plan de su predecesor, Barack Obama, diseñado para reducir las emisiones de dióxido de carbono de las centrales termoeléctricas.
La nueva directiva se limita a incentivar la eficiencia de este tipo de centrales para facilitar su longevidad y otorga a los estados discreción para determinar sus objetivos de emisiones.
Indica que con esta normativa se pone fin a la “guerra al carbón” lanzada por Barack Obama.