Editorial

MIGRACIONES ROBERTO CARDOZO Y AQUÍ EMPIEZA EL ABISMO

MIGRACIONES

ROBERTO CARDOZO

Y AQUÍ EMPIEZA EL ABISMO

“Por las lluvias y la marea alta, se suspenden las visitas al tiburón ballena hasta el próximo miércoles”, dice el letrero en una rentadora de carritos de golf de Holbox. La temporada de avistamiento del tiburón ballena en esta bella isla del caribe mexicano se da entre los meses de junio a septiembre, que es cuando esta especie llega a estas costas mexicanas luego de largas migraciones por los mares más profundos. Leo el cartel y además de la decepción porque no puedo rentar un carrito me pongo a pensar en toda la distancia que recorre esta especie cada año.

Mi novia camina poco más adelante, tomando algunas fotografías de la isla. Ambos hemos organizado este viaje, llegamos hace dos días. Ella voltea hacia mí, me mira, me sonríe. Me pregunto qué me hizo venir con ella, qué nos hizo venir a esta isla solos, recuerdo al tiburón ballena y sus migraciones. En este momento me doy cuenta que siempre estamos migrando, todos estamos migrando, en ocasiones de manera tan sutil que resulta imperceptible. Estas migraciones pueden ser incluso en la misma ciudad, en la misma casa y son las acciones que nos hacen movernos hacia nuevos horizontes.

Migrar es la manera en que las especies conservan su equilibrio, es una forma de sobrevivir y los motivos serán siempre la necesidad de encontrar mejores condiciones de supervivencia, así como salir de la zona de confort que evita que las especies evolucionen. Cuando uno se queda estancado, se condena a la extinción. Esta extinción puede no ser de manera literal, es una forma de ver cómo las personas que dejan de encontrar el sentido de la vida, se extinguen. Migrar se vuelve, entonces, una necesidad básica para el ser humano, todas las personas debemos ser conscientes de nuestras migraciones, sobre todo de las emocionales.

La extinción emocional es la peor de las tragedias que puede sucederle a un ser humano, es lo que impide que las personas evolucionen hacia nuevos estados de conciencia. Migrar, insisto, debe ser una forma de enfrentar a la vida, de entender la vida, de andar por la vida. Migrar es lo que nos hará mantenernos lúcidos y alertas, preparados para cualquier nueva situación a la que nos enfrentemos. Hemos rentado dos bicicletas, migraremos un poco más al sur, por las arenosas calles de la isla, hacia alguna playa que nos arrope todo el día, regresaremos en la noche.

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