PUNTO DE CONCIENCIA
EL PODER DE LA CHANCLA
SANDRA VALAREZO
Hoy tuve un momento nostálgico recordaba cuando recibí la noticia de mi embarazo, sentí que el cielo y la tierra se me unían, tenía mucha incertidumbre acerca de lo que haría a cerca de su vida y como haría para educarlo, en realidad no tenía ni idea, de que pasaría con nosotros, estaba muy asustada porque sería una más que se uniría a la lista de madres solteras. Hoy agradezco que estuvieron conmigo las personas adecuadas, recordaba sus berrinches y las mil formas que el usaba para manipularme, no había límites y en poco tiempo vi cómo se volvía un niño desagradable, era un verdadero niño problema, creía que el al amor que yo sentía por él era suficiente para que el entendiera y corrigiera su comportamiento, que equivocada él era solo un niño al que le estaba dando algo que no podía sobre llevar, su vida.
Recuerdo la primera vez que me dijo la abuelita de mi hijo, con una mano el amor y con la otra el rigor, cuando mi hijo por no querer comer me lanzó una bofetada, pensé que exageraba, que él era muy pequeño, no quería que el sufriera y deje pasar ese suceso, pero la falta de respeto crecía y un buen día me dijo mi tía ¡hija esto que hace tu hijo jamás me lo hubieran permitido! un buen chancletazo y te vas a ahorrar el psicólogo.
La verdad es que la tan temida chancla no solo ha cambiado actitudes sino comportamientos perjudiciales, no ha matado ni traumatizado a nadie de tal forma que hoy no sean hombres y mujeres de buen proceder. Una verdad a voces es que a los niños les gusta salirse de los limites; mientras más límites, más resistencia a la obediencia, hoy por hoy los psicólogos han puesto a estos episodios de malcriadez, todo tipo de nombres raros para poder tratarlos como si fueran enfermos.
Aunque muchos padres modernos me señalen, como madre que probo el consejo sano de alguien que supo aplicar la corrección en su debido momento hoy puedo decir que incluso para corregir con la chancla hay que aprender límites y saber reconocer cuando un hijo es inquieto o es desobediente, a enseñarles que la desobediencia trae castigo.
Como diría el poeta y cantautor Catalán Joan Manuel Serrat en su canción “Esos Locos Bajitos” “Nadie puede evitar que sufran y por su propio bien los debemos domesticar”